Todo fue sucediendo como guiado por la Virgen, la madre de Dios. Hasta antes de 2003 nadie conocía esta advocación, la de Nuestra Señora de la Eucaristía, que lleva un racimo de uvas en las manos como símbolo del vino que se convierte en la sangre de Jesús. La descubrió el entonces párroco de Nuestra Señora de las Gracias de Yerba Buena, el padre Jorge Gandur, ya fallecido. A su parroquia la había traído una señora que la había recibido como un "regalo" de casamiento. Pero muy pronto se convirtió en un obsequio para toda la comunidad porque los fieles abrazaron la devoción inmediatamente y la propagaron hasta Tafí del Valle.
"Este es el lugar"
El 30 de octubre, pasado, día anual de la advocación, unas 500 personas, en su mayoría de pueblos originarios, peregrinaron en oración desde la capilla de San Andrés, en Las Carreras, hasta La Mesadita. Allí, a 2.800 metros, le indicaron al párroco: "este es el lugar, acá queremos que se haga la gruta", contó el padre Carlos Carrizo Guanco, de Nuestra Señora del Carmen de Tafí del Valle. El vicario para la Fe y la Cultura, el padre Marcelo Barrionuevo, acompañó a los lugareños en representación del arzobispo, monseñor Alfredo H. Zecca.
La procesión
En esa larga caminata, entre el rezo del Rosario y cantos de alabanza a la Virgen, el paisaje verde de los valles - tan verde como el manto de Nuestra Señora de la Eucaristía - se convirtió en una inmensa iglesia a cielo abierto. Al llegar a La Mesadita, el lugar indicado por los pobladores, se cavaron los cimientos de lo que será una gruta en honor a la Virgen. "Tendrá forma circular y el techo será de paja, respetando el diseño de los pueblos originarios", explicó el padre Carrizo.
A ese lugar, a 200 metros de la ruta, solo se accede de a pie o en camioneta 4 x 4.
Los pobladores celebraron el acontecimiento con globos de colores y aplausos. Al mismo tiempo, los integrantes del Batallón de Exploradores de Don Bosco, pulcramente uniformados y cargando sus instrumentos, le ofrecieron a la Virgen su mejor concierto. También participaron con gran emoción los misioneros de Nuestra Señora de la Eucaristía que se reúnen en el colegio Lorenzo Massa, bajo la supervisión del padre Miguel Mestre. No faltaron distintas agrupaciones gauchas que cabalgaron hasta allí para rendirle honores a la Virgen. En medio de esa inmensidad silenciosa, el padre Marcelo Barrionuevo celebró la misa y distribuyó la Comunión. "Esta deseo del pueblo de realizar una gruta en un lugar tan distante, de donde se puede observar un paisaje tan hermoso, refleja lo que nos pide el Papa, de ir a los lugares más alejados para llevar la presencia de Dios y de la Iglesia", manifestó el padre Barrionuevo.
"Esperamos que este lugar se convierta en el futuro en un importante lugar de culto", dijo el sacerdote, a pocos días del cierre del Año de la Fe. "Esta es una manifestación de piedad del pueblo, es un modo de hacer presente la vida de la Iglesia", aprobó el vicario episcopal.
Al atardecer, el silencio volvió a adueñarse de La Mesadita. Pero la montaña no se quedó sola. Una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Eucaristía le hace compañía desde ese día.
Historia
El origen de una devoción que acompañó al padre gandur hasta el final
Un video en Youtube relata la historia de Nuestra Señora de la Eucaristía en Yerba Buena. Cuenta que una señora fue a la parroquia Nuestra Señora de las Gracias llevando agua para ser bendecida. En aquel momento se encontró con el padre Jorge Gandur, con quien habló acerca de una imagen de la Virgen, que la señora guardaba en su casa sin saber de quién se trataba. Esta imagen le había sido obsequiada 15 años antes, como un regalo para su casamiento. Cuando la encontró, la llevó a la iglesia y le hizo hacer varias copias para ser repartidas entre los fieles. Dos años más tarde, se abrió el oratorio de Adoración Perpetua "Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús". El padre Gandur tenía una imagen de Nuestra Señora de la Eucaristía en la habitación del sanatorio donde estaba internado. Allí ofició misa el día antes de su muerte, desde la cama.