No hace muchos días, Malena me obligó a que viera un video en Youtube.
La maestra da la consigna: "escriban una composición sobre El color de las flores". Diego se ve en dificultades.
Un amiguito se acerca y solidariamente empieza a contarle que las margaritas son amarillas y que hay otras flores con determinados colores. Diego se ríe casi a carcajadas. Lo que dice su compañerito es indescifrable.
Cuando el padre se entera de la difícilísima tarea que le toca hacer a Diego ni lo amedrenta ni lo subestima; tampoco lo ayuda a salir del atolladero. Tanto su madre como la maestra de apoyo lo dejan pensar. Hay que encontrarle la salida al laberinto. Debe haber alguna manera para contar cuál es el color de las flores.
Diego recurre a Google y este le recita algunas respuestas. Diego escucha los cuentos que le lee su mamá y se imagina algunas escenas. El canto de un pájaro lo sorprende caminando por una plaza y corre a escribir su texto.
Llega el día esperado.
"¿Quién quiere leer su composición?", reclama la profesora. Diego quiere leer su composición y pasa al frente. Empieza a recorrer con la mano su escrito y nos enseña lo que jamás vimos: "Las flores son de color pajarito. Y hay muchos colores de flores. Por eso hay tantos pajaritos, porque hay un pajarito para que cada flor tenga su color. También hay flores color abeja o color vaquita del campo...".
Sólo las lágrimas ayudan a mitigar la emoción de ver cómo Diego saca colores e imágenes geniales de la oscuridad de sus ojitos que jamás vieron la luz y mucho menos el color de las flores. No hace muchos días este video me ayuda a descubrir la sonrisa de los días.
La maestra da la consigna: "escriban una composición sobre El color de las flores". Diego se ve en dificultades.
Un amiguito se acerca y solidariamente empieza a contarle que las margaritas son amarillas y que hay otras flores con determinados colores. Diego se ríe casi a carcajadas. Lo que dice su compañerito es indescifrable.
Cuando el padre se entera de la difícilísima tarea que le toca hacer a Diego ni lo amedrenta ni lo subestima; tampoco lo ayuda a salir del atolladero. Tanto su madre como la maestra de apoyo lo dejan pensar. Hay que encontrarle la salida al laberinto. Debe haber alguna manera para contar cuál es el color de las flores.
Diego recurre a Google y este le recita algunas respuestas. Diego escucha los cuentos que le lee su mamá y se imagina algunas escenas. El canto de un pájaro lo sorprende caminando por una plaza y corre a escribir su texto.
Llega el día esperado.
"¿Quién quiere leer su composición?", reclama la profesora. Diego quiere leer su composición y pasa al frente. Empieza a recorrer con la mano su escrito y nos enseña lo que jamás vimos: "Las flores son de color pajarito. Y hay muchos colores de flores. Por eso hay tantos pajaritos, porque hay un pajarito para que cada flor tenga su color. También hay flores color abeja o color vaquita del campo...".
Sólo las lágrimas ayudan a mitigar la emoción de ver cómo Diego saca colores e imágenes geniales de la oscuridad de sus ojitos que jamás vieron la luz y mucho menos el color de las flores. No hace muchos días este video me ayuda a descubrir la sonrisa de los días.
Lo más popular
