"Frankie" Leal, la sombra de una nueva tragedia

VÍCTIMA. El mexicano Francisco Leal había perdido por KO y murió al cabo de tres días de agonía. VÍCTIMA. El mexicano Francisco Leal había perdido por KO y murió al cabo de tres días de agonía.
Guillermo Monti
Por Guillermo Monti 25 Octubre 2013
John Sholto Douglas, noveno marqués de Queensberry, le puso reglas al boxeo en 1867. Ese primigenio marco normativo fue perfeccionándose y seguirá haciéndolo porque los códigos están vivos, respiran al compás de las sociedades. Lo que no puede pedírsele a un reglamento es que funcione como inmunizador ante las tragedias. Y menos en un deporte de riesgo. La muerte del mexicano Francisco Leal se inscribe en esa columna nefasta del pugilismo. Leal había sido noqueado por Raúl Hirales en San Diego (California) y permaneció internado durante tres días hasta que falleció.

La muerte de un boxeador no es un hecho menor ni anecdótico. Ninguna muerte lo es. Bravuconadas al margen, nadie sube al ring dispuesto a dejar la vida. Lo imprescindible es desplegar todas las redes de contención para que el margen de riesgo quede reducido al mínimo. Para eso hay categorías, equivalencias, onzas de los guantes. Para eso están los organismos que regulan la actividad. Fiscales, médicos, jueces.

Los problemas más serios están relacionados con la flexibilidad de los controles. En el boxeo, un control mal hecho -o directamente ignorado- puede ser un acto criminal. Tucumán fue centro de un escándalo hace unos años cuando una boxeadora peleó embarazada, situación que provocó un terremoto institucional de profundas consecuencias.

El boxeo es un deporte excepcional por la formación física y espiritual que les brinda a quienes lo practican. Para los que eligen cruzar golpes en el marco de una competencia -profesional o amateur- hay una serie de chequeos médicos obligatorios y permanentes. Dirigentes y/o programadores que hacen la vista gorda cuando los boxeadores vienen flojos de papeles, firman autorizaciones truchas o concertan peleas sin equivalencias son los responsables de la abrumadora mayoría de esas tragedias que alimentan el discurso de los detractores del pugilismo.

La muerte de Leal, como la de Benny "Kid" Paret, Jimmy Doyle, Davey Moore, John Owens y tantas otras, entristece y alerta sobre la necesidad de mantenerse atentos. De nunca bajar la guardia.

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