Elige tu propia aventura
En la cuenta regresiva para los comicios del domingo 27, hay caras sonrientes y rostros adustos. Y, a diferencia del clima previo a las Primarias del 11 de agosto, la campaña política parece adormecida.

Alperovichistas y canistas optaron por una estrategia diferente de cara a la segunda elección del año. La evidente polarización entre ambos espacios, constatada por la consultora Poliarquía en exclusiva para LA GACETA, obligó a los referentes de uno y otro lado a "amoldarse" al resultado de las PASO.

El radical José Cano, que se instaló como el opositor preferido de los tucumanos -según las urnas y los sondeos- con un discurso agresivo contra el oficialismo, cambió radicalmente la táctica tras las PASO. En los spots y hasta en sus palabras, el senador parece haber morigerado sus diatribas. En lugar de un proselitismo con fines legislativos, Cano optó por una campaña orientada hacia 2015. Envalentonado tras el sacudón que le generó al oficialismo su performance electoral en agosto, el radical se siente ya en condiciones de disputar la gobernación dentro de dos años. El riesgo que corre es que su giro discursivo quizá le dé resultado a largo plazo, pero descuide el objetivo inmediato: la obtención de dos bancas, un hecho directamente proporcional a sus ansias futuras.

El alperovichismo, con el gobernador alejado de los flashes de la campaña, redujo la exposición pública. Centró sus esfuerzos en reagrupar el desorden interno -que evidenciaron las PASO- y en minimizar al máximo las traiciones. A 10 días de la elección, en el oficialismo aseguran que lograron ese objetivo y afirman que, aunque ajustados, lograrán sostener los tres escaños de diputados. Ruegan, por lo bajo, que ningún exabrupto o incidente personal y político se cuele en las últimas horas para desnivelar la ya endeble balanza.

Oficialistas y canistas saben que, frente a tanta paridad, la llave de los comicios estará fundamentalmente en el control de las urnas. A eso se dedicarán a partir del fin de semana los operadores de ambos sectores. En el espacio opositor, las dudas de siempre pasan por el destino que tendrán los votos de los segmentos internos que perdieron en las PASO. Al senador se reportan socialistas, correligionarios y peronistas disidentes. Todos le aseguran que trabajan de sol a sol y que estarán ese domingo fiscalizando las urnas. Pero las heridas internas, los egoísmos y hasta la influencia del oficialismo hacen pensar mal, incluso, a los más ingenuos.

En Casa de Gobierno sostienen que las encuestas, que posicionan a Cristina Fernández como la dirigente con mejor imagen entre los tucumanos, fueron el último empujón que necesitaban para sentirse seguros. Y vaticinan que, a diferencia de las Primarias, dentro de un domingo se verá a un oficialismo unido. ¿Con Domingo Amaya? El intendente, excluido de los planes alperovichistas, comenzó a acercarse en las últimas horas a 25 de Mayo y San Martín. Al menos, de eso da cuenta el acto para unas 10.000 personas que el amayismo promete organizar para los candidatos del Frente para la Victoria, a principios de la semana entrante, en el Palacio de los Deportes. El jefe municipal y sus aliados quedaron entrampados. Si la oposición gana la capital, por ejemplo, en qué condiciones negociará Amaya una eventual alianza con el canismo para 2015. ¿Por qué el radicalismo no se sentirá con derechos a pedir la vicegobernación y la Intendencia? Y ese es sólo uno de los tantos dilemas. Por otro lado, si Alperovich retiene las tres bancas sin el aporte del municipio, ¿cómo se reciclará el amayismo en el oficialismo?

Como en esos libros infantiles en los que uno elige su propia aventura, una mala decisión puede obligar a Alperovich, a Cano y a Amaya a llegar a un final poco feliz y, en consecuencia, volver a la primera página.

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