"Mi número era el 100", dice Flavia Marcantonio, al tiempo que abre y cierra sus largas pestañas. "El 100 -repite-. Te juro que no me lo olvido más". Y no hace falta que jure, porque es esperable que los detalles que rodean a los momentos más felices sean indelebles. La bailarina, de 29 años, fue la única tucumana elegida para formar parte del Ballet Nacional, un cuerpo que integra a profesionales de todo el país y a otros que, aunque nacieron en otros países, tienen residencia en Argentina.
El sueño de Marcantonio comenzó a bosquejarse en agosto pasado, cuando Iñaki Urlezaga llegó a Tucumán en busca de candidatos para el nuevo cuerpo de baile (antes y después, el bailarín recorrió todas las provincias del país con el mismo objetivo). Tras una audición exhaustiva, Flavia -que forma parte del Ballet Estable de Tucumán- fue preseleccionada junto con otras dos chicas. A fines de septiembre, las tres viajaron a La Plata, donde se realizó el filtro definitivo. "Estuvimos allá una semana. En los primeros días hicimos un curso de nivelación, de modo que no hubiera muchas diferencias entre los 170 preseleccionados. Eso fue bastante satisfactorio porque los maestros eran muy buenos y nos ayudaron mucho".
Superada esa primera etapa, comenzaron las audiciones finales, las más estrictas y exigentes que la joven recuerde en su historia profesional. "Las hicimos en dos días, sábado y domingo. Cada fase era eliminatoria: empezábamos con una clase, seguíamos con una variación y por último nos probaban en partenaire y pasdedeux, dos técnicas de la danza que exigen un dúo entre un hombre y una mujer", detalla. Y, al final de cada una, el jurado siempre eligió a la participante número 100.
Cuando finalmente le anunciaron que ya era parte del Ballet Nacional, junto con otros 51 bailarines, Marcantonio sintió "una alegría terrible" y mucho orgullo. "Los nervios siempre están. Todos te están mirando, evaluando cada detalle, ¡incluso nos filmaban! Pero al mismo tiempo, uno está haciendo lo que siempre quiso. Y no hay placer más grande que ese", sonríe la bailarina, que agrega que el primero en conocer la noticia fue su papá.
¿Qué sigue? En primer lugar, firmar el contrato, algo que Marcantonio calcula que realizará en las próximas semanas. Y más tarde mudarse a La Plata, donde el ballet ensayará provisoriamente, hasta que esté construida su propia sede en la Capital Federal: "nos dijeron que funcionará en el edificio del ex Correo Argentino, frente al Luna Park. Ya lo llaman el Colón del siglo XXI". El Ballet Nacional comenzará a actuar el próximo enero y ya tiene previstas 70 funciones para 2014.
¿Cómo es irse de la provincia en la que tiene su origen, su familia, su trabajo? "La verdad es que cada vez me cuesta más -reconoce Flavia-. Pero yo me preparé toda la vida para este momento. Además, en este proyecto voy a vincularme con lo mejor que hay en danza en todo el país y luego será interesante volver y volcar todos esos conocimientos en el Ballet Estable".