Los menores están protegidos, pero los adultos no tanto

Los menores están protegidos, pero los adultos no tanto

Una víctima de la "porno venganza" podría invocar ciertos delitos de acción privada, como la injuria o la difamación.

Los menores están protegidos, pero los adultos no tanto
17 Octubre 2013
El Código Penal de nuestro país todavía no incorpora delitos específicos vinculados a la reproducción o divulgación de imágenes pornográficas, salvo en el caso de que las víctimas sean menores de 18 años. El artículo 128 dice, específicamente que "será reprimido con prisión de seis meses a cuatro años el que produjere, financiare, ofreciere, comerciare, publicare, facilitare, divulgare o distribuyere, por cualquier medio, toda representación de un menor de 18 años dedicado a actividades sexuales explícitas o toda representación de sus partes genitales (...)". Pero no hay nada similar que proteja a los mayores de edad, por lo que las alternativas tienen que canalizarse por otras vías.

"Hay delitos que ya existen en el Código Penal y que ahora pueden ser cometidos mediante medios informáticos. En esa línea, en el año 2008 se reformó el Código mediante la ley 26.388, incorporando conceptos como firma digital, documento digital, etcétera y reformulando algunos tipos penales para aggiornar la legislación a esta realidad", explicó Diego Lammoglia, abogado penalista y docente. Aclaró además que no es correcto hablar de delitos informáticos sino de delitos cometidos mediante medios informáticos.

El letrado explicó que una víctima de la "porno venganza" podría invocar ciertos delitos de acción privada, como la injuria o la difamación. "Se puede hablar de un ataque a una esfera de la intimidad, por ejemplo, pero cada caso tendrá sus particularidades", dijo Lammoglia y recordó que el catálogo de delitos realizados mediante medios informáticos incorporados por la ley 26.388 de nuestro país es amplio, e incluye a la ciberpornografía infantil, la violación de correspondencia electrónica, defraudación mediante medios informáticos y el daño informático, entre otros.

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