Personal Fest: Medio centenar de bandas saciaron la sed de rock de 50.000 personas

Fueron dos días donde los peregrinos del rock tuvieron su fiesta para adorar a unas 50 bandas que se desplegaron por los cuatro escenarios montados en el Personal Fest. Más de 50 mil personas caminaron sin cesar, horas y horas, por el enorme predio de GEBA para disfrutar del mejor hard rock, el blues, el heavy, el pop, el indie, el rock progresivo y alternativo. Mientras que unas 500 mil personas lo hicieron vía on line.

El sábado fue puro rock duro de la mano de Aerosmith, Whitesnake y Band of Skulls. Los "chicos malos de Boston" apostaron a todos sus clásicos para encender la fría noche. Mientras que la banda liderada por David Coverdale desplegó sus hits de los 80, con un sonido potente que pegaba duro en el pecho del público. Hubo muchos padres e hijos, juntos, disfrutando de ver a estas leyendas del rock en vivo.

El domingo, fue el turno del indie, el dulce pop, el rock adolescente y el rock alternativo de la mano de Muse, Albert Hammond JR., Jane's Addiction, Miranda y Airbag, entre otras bandas inglesas, norteamericanas y argentinas. Los californianos de Jane's Addiction demostraron que aún están vigentes y que no fueron una moda pasajera de los 90. Una multitud coreó sus canciones e hizo pogo. La sorpresa fue Hammond JR. El estadounidense, guitarrista de The Strokers, vino a Buenos Aires para presentar su proyecto solista. Hasta el mismo se mostró sorprendido de ver un campo con miles de personas que lo aplaudían y ovacionaban. "Hablo un poquito de español, pero entiendo todo", lanzó con una sonrisa complice y despertó la primera ovación de la noche, en un ida y vuelta constante con el público. Mostró un gran show, con una banda potente, dando lo mejor del rock indie, un estilo que maneja a la perfección.

El colorido show de Muse

La estrella de la noche era Muse. Los británicos ya habían estado en la argentina como teloneros de U2. Cuando tocan, sobrevuela la música de grandes bandas como Depeche Mode, U2, A-Ha, Queen, Audioslave, entre otras influencias del pop y del rock. Mientras que la versátil voz de Matthew Bellamy hace recordar a Jeff Buckley, un destacado cantautor estadounidense de la década del 90, Bono y Freddie Mercury.

Pero, para despegarse de todas esas influencias, despliegan en el escenario un show colmado de efectos de luces que impactan visualmente, con un potente sonido. El cantante es hiperactivo. Puede correr de una punta al otro del escenario, mientras va cantando o tocando un solo de guitarra a la vez. Se baja del escenario y abraza a la gente, le pide a los de seguridad que le saquen fotos con sus fans. Todo mientras sigue cantando. Un gesto que muy pocas estrellas del rock se animan o quieren hacer.

Su estilo es fusionar. Pueden pasar de una dulce melodía de música clásica, a un sonido metálico, distorsionado y oscuro o electrónico de una tema a otro. Excelentes músicos que luego de ganar un concurso de bandas en Teignmouth, Inglaterra, su pueblo natal, se dieron cuenta que eran buenos y dejaron todo para emprender este proyecto. No se equivocaron. Millones de discos vendidos en todo el mundo, premios Grammy, MTV, entre otros, decenas de giras y miles de fans que los esperan horas para adorarlos y disfrutar de un show imponente.