Cuatro cambios, aciertos, desastres y polémicas

Cuatro cambios, aciertos, desastres y polémicas

Con el objetivo de ordenar el tránsito complejo de San Miguel de Tucumán, en los últimos años se han producido una serie de cambios en la circulación en distintas calles y avenidas. Cuatro de las medidas que más polémica han generado son analizadas por vecinos, conductores, un urbanista y funcionarios, que dan su veredicto respecto de la eficacia que han tenido

CORRECTOS. Los conductores respetan la prohibición del giro para llegar al centro. CORRECTOS. Los conductores respetan la prohibición del giro para llegar al centro.
09 Septiembre 2013

Dos naturalezas contrapuestas conviven en el tránsito de San Miguel de Tucumán. Por un lado están las estrechas calles céntricas, que la historia ya ha trazado y que resultan muy difíciles de modificar -o agrandar-. Y por otro se encuentra el crecimiento del parque automotor. Para intentar armonizar estos dos elementos se adoptan medidas que a veces pueden resultar acertadas y en otras, un desastre. 

Una de las más recientes fue la prohibición del giro a la izquierda en avenida Avellaneda. Su objetivo fue hacer más fluida y ordenada la circulación por la avenida y por las calles de ese sector, según la subsecretaría de Tránsito y Transporte de la Municipalidad. A pocas cuadras y dentro del mismo paquete de cambios se organizó el giro a la izquierda en la intersección Brígido Terán y Santa Cruz mediante un semáforo. Y todo indica que el orden ha llegado a una zona que era caótica debido al ingreso a la Terminal de Ómnibus. 

Entre las medidas polémicas que se aplicaron en los últimos años hay dos que generaron muchas más quejas que aplausos. En mayo de 2011, la Secretaría de Planificación Urbana modificó el sentido de Mendoza al 800. El objetivo fue convertirla en una vía de escape de la convulsionada Junín. Desde entonces, en esos 100 metros se circula hacia el oeste, pero permanecen casi desiertos. Tampoco fue muy bien recibida la apertura de la calle Lucas Córdoba a través del parque Avellaneda. El objetivo de esta obra, según la Municipalidad, fue mejorar la comunicación entre el norte y el sur de la ciudad y descongestionar la Mitre. 

¿Sirvieron estos cambios para alivianar y ordenar el tránsito en distintos sectores de la ciudad? Vecinos, conductores, urbanistas y funcionarios los analizan y dan su veredicto.

Los vehículos particulares, afuera

Las experiencias válidas y exitosas en otras partes del mundo pueden servir de ejemplo para encarar proyectos en el tránsito tucumano. Así lo entiende Héctor Bomba, titular de la cátedra Urbanística II de la Facultad de Arquitectura de la UNT. El docente consideró dos propuestas que servirían para reducir y ordenar el tránsito en el centro de la ciudad. 

Por un lado, el urbanista propone restringir los autos particulares en el microcentro. Para ello debería haber playas de estacionamiento periféricas al área central y un transporte de pasajeros más limpio y frecuente. "Si le sacás al microcentro la carga de vehículos particulares -que dan vuelta y estacionan en donde sea- el centro se racionalizaría mejor", indicó Bomba. 

La otra opción se basa en una propuesta que no se utilizó hasta ahora en el país. Se trata de la multimodalidad en el transporte público de pasajeros (tren, ómnibus y taxis). Según el urbanista, serviría para combinar diferentes flujos por las vías del corredor urbano, que viene desde el norte por Tafí Viejo y que se vincula con el corredor urbano de la ruta 38. De esta manera se unirían ciudades como Tafí Viejo con Alberdi mediante un tren urbano. Para que esto funcione, el docente explicó que esos pasajeros deberían dejar sus vehículos cerca del tren y una vez que lleguen a la estación deseada podrían optar por un sistema de transporte urbano de buenas prestaciones para entrar al corazón de la ciudad. "Ambas propuestas son tareas de muy largo alcance que algún día habrá que iniciar", destacó Bomba.

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La Avellaneda, en camino a ordenarse

Convulsionada y frenética. Así parecía definirse la avenida Avellaneda. Pero las últimas medidas que se tomaron parecen haberla ordenado: la prohibición del giro a la izquierda para ingresar al centro y la disminución de líneas de colectivos que la transitan. Pese a ello, todavía es común ver erróneas luces de giro en esquinas donde está prohibido doblar o motociclistas y ciclistas que hacen oídos sordos a las normas. "No es un cambio correcto", se quejó Ricardo Ibarra. Para este conductor de taxi, la decisión de eliminar el giro es un error. Ibarra dice que para ingresar al centro ahora debe dar una vuelta grande por Soldati. "Al cliente y a mi nos afecta, porque se pierde tiempo para ambos bando", agregó el taxista. Pero para los hermanos Walter y Pedro Suárez, que trabajan en la zona, el caos que se vivía meses atrás en esta arteria ha ido desapareciendo. "Ya se puede conducir tranquilo por la avenida; antes era un infierno", indicaron. Aunque no se realizaron estudios formales hasta el momento, para Juan Giovanniello, subsecretario de Tránsito y Transporte de la Municipalidad, a simple vista, la circulación por la Avellaneda está mucho más fluida que antes. Según él, esto ocurrió gracias a la habilitación del paso simultáneo (semáforo en verde) en los dos sentidos de la avenida y de la prohibición del giro para llegar al microcentro.

Mendoza al 900 también puede cambiar

Por dentro y por fuera se nota el mismo movimiento. En la playa de estacionamiento de Mendoza al 800 son escasos los autos estacionados y en los 100 metros de la calle céntrica se ven pocos conductores. Mario ve con desazón cómo el negocio en el que trabaja se está viniendo abajo. "Lamentablemente tenemos menos clientes en la guardería. El flujo del tránsito está muerto. Cuando fuimos a quejarnos a la Municipalidad nos dijeron que había un proyecto de ordenanza para que vuelva el sentido anterior. Hasta ahora no tenemos noticias", se lamentó el empleado, que pidió la reserva de su apellido. En mayo de 2011 el municipio capitalino decidió cambiar la dirección Mendoza al 800 para ayudar a descongestionar Junín. Ahora corre hacia el oeste. No quedan dudas de que no fue una buena idea: son pocos los conductores que la usan, porque no ven como un "buen negocio" salir de la Junín para entrar en la convulsionada Salta. "Todavía no entiendo por qué lo hicieron. La Junín sigue igual de pesada que siempre", se quejó el taxista Marcos Díaz.

Desde el municipio capitalino sostienen que sí aliviaron Junín, aunque notan que hay poca circulación por Mendoza. "Es posible que Mendoza al 900 también corra hacia el oeste. De todos modos, esta decisión no ha sido tomada todavía", advirtió Juan Giovanniello.

No entienden la razón de la medida

Durante la noche, algunas calles se vuelven desoladas, lo que puede dar tranquilidad o miedo a los peatones solitarios. Pero desde el 4 de mayo de 2013 el movimiento de una de ellas, ubicada frente al parque Avellaneda, ha cambiado: los autos circulan constantemente y a toda hora por las primeras cuadras de Próspero Mena. Eso es lo que notó Lucía Aranda, una vecina de 65 años. Eso ocurre desde que abrieron el tramo de la calle Lucas Córdoba a través del parque Avellaneda y junto a la Maternidad. El objetivo de esta obra, según la Municipalidad, fue mejorar la comunicación entre el norte y el sur de la ciudad y descongestionar la Mitre y la Ejército del Norte. Ahora se puede cruzar la avenida Mate de Luna por Lucas Córdoba-Próspero Mena, donde se abrió la platabanda, pero ya no se puede hacerlo por Asunción-pasaje Cervantes, que está a 50 metros al oeste y que es doble mano. Aranda sólo se queja del ruido que ocasiona el tránsito, pero otros de sus vecinos insisten en que la medida municipal fue inesperada, inentendible e inútil y que redujo el espacio verde. "Me complicó la vuelta a casa. Además, antes el cruce de la avenida por el pasaje Cervantes era como un destapador de embotellamiento para ambos lados. Se debería haber implementado el proyecto, pero sin cerrar el paso de Cervantes", analizó Oscar Lucero, un conductor de 30 años.

Los vecinos exigieron el semáforo

Meses atrás no existían reglas para ingresar a la Terminal de Ómnibus. Regía la ley del más fuerte. O al menos eso parecía. Los conductores aprovechaban la falta de inspectores de Tránsito para doblar a la izquierda sobre Brígido Terán, a pesar de que estaba prohibido. Si no lo hacían, tenían que avanzar hasta el pasaje García, para retornar por Díaz Vélez hasta Santa Cruz; recién ahí podían cruzar la avenida. Mónica Elizabeth Gómez aseguró que se cansó de pedir a las autoridades que instalaran un semáforo en la esquina de Terán y Santa Cruz. "Nos decían que era muy caro y que tenían otros planes", relató la vecina de la zona de El Bajo.

El cambio llegó el 19 de agosto, cuando finalmente y después de muchos pedidos instalaron semáforos en ese cruce. "Celebramos esta decisión: ahora podemos cruzar la avenida a pie -antes era casi imposible- y el tránsito ha mejorado", expresó Gómez. El taxista Raúl Humberto Palacio coincide en que fue una decisión acertada, ya que se ordenó el acceso a la Terminal.

Desde la Municipalidad no tienen dudas: "¿quién va a decir que está mal si es obvio el ordenamiento?", se preguntó Juan Giovanniello, subsecretario de Tránsito. Eso sí: los vecinos están preocupados por los robos. "Por el semáforo, los peatones pasan más tiempo en la platabanda y los arrebatadores se aprovechan", aseguró Gómez.

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