Rescató a menores delincuentes y les dio refugio en la comisaría

Cuando dirigía la comisaría de Alberdi, el oficial Marcos Barros logró sacar de la calle a los menores que se metían en problemas.

27 Junio 2013
No es un policía común y corriente. El subcomisario Marcos Barros tiene una forma particular de asumir la autoridad. De hecho, en la comisaría que dirige se ve que van y vienen en forma permanente algunos jóvenes que no están uniformados. ¿Quiénes son? Cuatro adolescentes que antes estaban en la calle, muchas veces, provocando hechos de inseguridad. Ahora no están tras las rejas, sino que decidieron estar del lado de la ley, y muchas veces ayudando a que esta se cumpla.

Barros, de 41 años, dice que hay ver la realidad que subyace en cada persona entregada al delito. "No siempre todo se soluciona con rigor, sino también con contención, entendimiento. Con una lectura de lo que lleva a la persona a delinquir", reflexiona.

En Alberdi, donde se desempeñó durante tres años, Barros "adoptó" a cuatro menores que, con sus andanzas, mantenían en vilo a los vecinos de esa ciudad. Se encargó de asegurarles comida y un techo donde pasar la noche. También trató de hacerlos estudiar. Desde entonces hubo más tranquilidad en el lugar.

"Cuando llegué a ese municipio me enteré de esos chicos que robaban todos los días. Después descubrí que lo hacían para comer y que dormían en casas y baldíos abandonados, a veces muertos de frío. Sus padres ni sabían dónde andaban", comentó Barros.

Entonces, el subcomisario apostó por una medida que va más allá de las rígidas imposiciones legales. Les permitió a los menores que fueran a descansar de noche en la comisaría, antes de que permanecieran a la intemperie en otros rincones de la ciudad. "Además de protegerlos, nos evitamos también que anduvieran deambulando, a la espera de cometer un delito", relató. Claro que esto le valió algunas reprimendas por parte de la Justicia, que luego quedaron sin efecto cuanto Barros explicó las razones de su decisión. "A la autoridad la trato de aplicar con criterio. Es que hay personas a las que se la debe tratar con rigor. Y a otras no. Se les puede hablar, hacer entender algunas cosas y encauzarles la vida", insistió. "He tratado con chicos que nunca recibieron un cariño, muy resentidos con su familia. Pienso que la matriz del delito está en las familias con padres ausentes, que se desentienden de sus hijos", reflexionó.

Desafío
El subcomisario, casado y padre de tres hijos, desde hace dos semanas es el nuevo jefe de comisaría de Concepción. Viene desde Alberdi, en donde cosechó innumerables reconocimientos por su tarea, de parte de entidades intermedias, de la Municipalidad y del Ministerio de Seguridad. A la "Perla del Sur" llegó en un momento difícil, en que los índices delictivos habían repuntado, con seis homicidios en menos de seis meses y decenas de robos por día. En dos semanas, ya se detuvo a 80 personas por distintas contravenciones y delitos. De estas, más del 60% eran menores implicados en robos y contravenciones. La mayoría de ellos había estado consumiendo alguna sustancia antes de involucrarse en un hecho de inseguridad.

Ausencia de padres
"Aquí el desafío es difícil porque se trata de la segunda ciudad más importante de la provincia. Tiene sectores muy conflictivos. También se observa la ausencia de los padres. Hay menores aprehendidos a cuyos papás los tuvimos que ir a buscar más de dos veces para que los retiren de la comisaría", especificó.

Sobre el avance de la delincuencia juvenil, dijo: "esto desnuda una problemática que está en la familia. La seguridad es una lucha que nos debe comprometer a todos, principalmente a los padres. También a las instituciones que deben contener a los menores desamparados".

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios