El sueño eterno de Villa de Medinas parece despertar con un proyecto académico

El sueño eterno de Villa de Medinas parece despertar con un proyecto académico

La Facultad de Arquitectura y la comuna firmaron un convenio de colaboración. Unos 180 alumnos deberán hacer proyectos para revalorizar el pueblo.

LA PRIMERA VISITA. Guiados por docentes y por mapas, los alumnos recorrieron las calles del pueblo. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARAOZ LA PRIMERA VISITA. Guiados por docentes y por mapas, los alumnos recorrieron las calles del pueblo. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARAOZ
La intimidad del pueblo silencioso fue avasallada por unas horas. A la impetuosa visita la anunciaron los guardianes de Villa de Medinas: una jauría de perros se abalanzó por las calles que conducen a la plaza principal para indicar nerviosamente que habían llegado los visitantes. Pero no se trataba de una comitiva de turistas. Más de 180 estudiantes de la Facultad de Arquitectura fueron a la villa interesados por recorrer los caminos cubiertos con huevillo (empedrado original), visitar la iglesia y el hospital centenarios, conocer el verdadero sabor de la caña en los alfeñiques. Y con la necesidad a cuestas de sorprenderse o de entristecerse por el estado de las joyas arquitectónicas que aún resguarda -pero están desmoronándose- el antiguo pueblo tucumano.

Por un convenio entre la unidad académica de la UNT y la comuna de Medinas, el martes comenzaron las acciones para que los alumnos elaboren ideas-proyecto, que serán entregadas en julio, para la recuperación histórica de la villa. El decano de la Facultad, Eduardo José Coletti, y docentes de las cátedras de Diseño Arquitectónico, que incluye el taller Barrionuevo y el ex taller Prieto, acompañaron a los estudiantes durante un recorrido de reconocimiento por todos los rincones del pueblo. Se perdieron y se encontraron en sus callecitas de tierra y piedra; y hablaron con los habitantes, tanto del casco histórico como de las zonas más alejadas y excluidas, sobre sus necesidades. Además, analizaron los recursos climáticos, materiales y humanos del lugar, que luego serán articulados con saberes académicos, científicos y tecnológicos.

Contra las topadoras
Villa de Medinas está ubicada en el departamento Chicligasta, 87 kilómetros al sur de la ciudad de Tucumán. Según comentó Marta Silva, asesora de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, los datos más remotos ubican al pueblo en el siglo XVI, cuando las tierras fueron entregadas a Gaspar de Medinas. Esta encomienda fue la primera estructura establecida por los españoles; se llamaba Yucumanita (estaba entre las comunas de Villa Medinas y La Trinidad). En el siglo XVIII se construyó la capilla Nuestra Señora de La Merced (cobija una pequeña imagen de la Virgen que data de 1600); fue la más importante del sur provincial. Según Silva, lo que elevó a Medinas y a la vez la hundió en el olvido fueron dos complejos de rieles. El ferrocarril en el cual converge el eje vial troncal de la provincia hacia el sur la había convertido en la tercera ciudad de la provincia en importancia, después de la Capital y de Monteros (entre 1875 y 1895). Pero más tarde, la traza vial que se construyó en 1895 situó su estación de llegada al sur, en Concepción (fue entonces que esa ciudad se transformó en la "Perla del Sur"), y el deterioro de Medinas comenzó inexorablemente.

Silva afirma que los medinenses son conscientes de que viven en un pueblo histórico. Y una anécdota lo revela. "Cuando el Gobierno mandó las topadoras para que limpiaran la villa luego de una gran inundación del río, en 1986, los pobladores se pusieron delante de las máquinas y dijeron: 'a nosotros no nos quitan el huevillo histórico'. Con escobas comenzaron a sacar el barro. En un proyecto de la Comisión Nacional de Monumentos y otros organismos internacionales, se eligieron seis pueblos históricos en todo el país. En el noroeste fue Medinas. Creo que en la decisión tuvo mucho peso esa fuerza del medinense, de su apropiación y de su pertenencia con el sitio", relató la ex docente.

Farmacia y otros pedidos
Mientras los universitarios despertaban la siesta sureña con su llegada, los vecinos mas curiosos se acercaron al Centro de Integración Comunitaria. Allí el comisionado Rural, Adolfo Arias, junto a las docentes Adriana Assef, Teresa Artaza de Drubi y Verónica Lombardelli (de la Secretaría de Extensión), explicó los alcances del convenio y las tres fases del proyecto. "En la primera etapa queremos recuperar el casco histórico, luego la entrada y por último deseamos que se generen emprendimientos gastronómicos. Todo esto nos ayudará a incorporarnos al circuito turístico, lo que nos permitirá una reactivación económica. En ese momento nos ayudaría que se dictaran cursos de capacitación para los artesanos", destacó Arias.

Los pedidos de los pobladores fueron llegando a cuentagotas. Julio Enrique Cardozo añora una farmacia, la reactivación del mercado (hoy sólo queda un esqueleto metálico) y que vuelva a funcionar el correo. Ramón Antonio Fernández espera que se limpien las canaletas y que abran la biblioteca. Antonia Toledo ansía que todos los vecinos tengan trabajo, y que los jóvenes encuentren un incentivo para no abandonar sus hogares. "He nacido y quiero morir en Medinas. Ojalá los jóvenes pudieran decir lo mismo", reflexionó Toledo, mientras veía desde su ventana cómo una turba de estudiantes universitarios recorrían curiosos las calles pedregosas. Para el alumno Maximiliano Paz y los estudiantes franceses Margot Lefebvre y Tony Jandolo, Medinas tiene mucho potencial para resurgir del permanente pasado en el que está sumido.

Centro cívico y balneario
"Los alumnos pueden centrarse en hacer ideas-proyecto sobre la biblioteca, el centro deportivo, una área sanitaria, un centro cívico, un balneario, un conjunto de viviendas sustentables, un centro cultural. El 3 de julio vamos a exponer esos trabajos. Las carpetas le servirán a la Comuna como un banco de datos, una herramienta fundamental para gestionar recursos ante el Gobierno nacional y organismos internacionales", explicó Artaza de Drubi.

A la espera del salvavidas académico prometido, Medinas parece que extiende el sueño de ver florecer a sus calles eternamente adormecidas.

LA HISTORIA 
Favorecida y condenada por los Ferrocarriles

Villa de Medinas nació en el 1.600, cuando Don Gaspar de Medinas recibió tierras en el sur de la provincia. La encomienda de indios juríes y tonocotés fue la primera estructura establecida por los españoles allí. En 1741 su capilla era la "más decente, primera y principal" de la zona, por lo que se convirtió en sede del Curato de Gastona. Pasó a ser un punto geográfico trascendental, ya que desde allí se abrían los caminos hacia Córdoba y Catamarca, por la "cuesta del Totoral". En 1861, mediante una ley provincial, se expropió una porción de tierras para la fundación de la Ramada de Concepción, nacimiento de la actual "Perla del Sur". En 1875, el ferrocarril Central Norte tendió sus vías en las cercanías de la villa (estación Télfener), iniciando un importante rol en las comunicaciones. La época de oro de Medinas duró hasta 1895, cuando contaba con dos hoteles, correo, comisaría, hospital y telégrafo. La industria azucarera modificó el tendido ferroviario (ingenio La Trinidad) y comenzó la condena de la histórica población. Fue declarada Pueblo Histórico en 1999 por la ley 25.213 del Congreso Nacional. (Fuente: Proyecto de rehabilitación socio-económica y ambiental de Villa de Medinas. Escrito por Olga Paterlini de Koch, Marta Silva y Federico Lannes-1987).

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