Un cementerio colapsado y que parece un sitio baldío

Un cementerio colapsado y que parece un sitio baldío

Se encuentra sobre la ruta 302, camino a Ranchillos. Depende de la Municipalidad de Banda del Río Salí. Hace semanas que no cortan los pastos. Además, los mausoleos están abiertos y los cajones a la vista. "Sólo un 20% paga el canon anual", explica el encargado.

SIN MANTENIMIENTO. Hay que adivinar dónde están las sepulturas porque los yuyos las tapan. SIN MANTENIMIENTO. Hay que adivinar dónde están las sepulturas porque los yuyos las tapan.
11 Abril 2013
Los yuyales, la caminería levantada y los bancos rotos le imprimen más tetricidad a un lugar que de por sí no es muy agradable. Si no fuera porque en la puerta dos mujeres venden flores y en el interior algunos empleados deambulan entre los mausoleos y las bóvedas, cualquiera afirmaría que el cementerio municipal de Cevil Pozo está abandonado. Claudio Sequeira, secretario del cementerio, hace cálculos y se anima a decir que desde hace tres meses los empleados de la Municipalidad de Banda del Río Salí no cortan los pastos. Algunos yuyos son tan altos que tapan las bóvedas o llegan hasta el techo de los mausoleos.

Pero este no es el único problema: la mayor parte de las concesiones no se pagan y tampoco se mantienen los sepulcros. "Sólo un 20% paga el canon anual", explica Ramón Díaz, el encargado del cementerio. Tampoco lo mantienen, entonces el resultado es que las puertas no están, los vidrios están rotos y los féretros, casi al aire libre. En algunas criptas se los puede ver apilados, como si fueran cajas de madera. Nada más.

"Si tengo a mi padre ahí, ¿cómo no lo voy a cuidar y mantener bien?", se pregunta Díaz, de 64 años, quien desde que llegó hace un par de meses a la repartición no hace más que renegar. "Ya quise irme dos veces y no aceptan mi renuncia. Yo estaba acostumbrado a un trabajo más tranquilo, administrativo. Aquí todo es conflicto. Tengo la presión por las nubes", se lamentó.

Es que los tire y afloje se arman cuando una familia llega con el apuro de enterrar a alguien y se da con que mantiene una abultada deuda que no puede pagar. "Hay concesiones que no se abonan desde hace 40 años", comenta Díaz.

Para colmo los valores se han modificado. Por una sepultura por la que antes se pagaba $30 cada año, ahora el costo aumentó a $136. Un mausoleo que antes salía $80 por año, ahora pasó a $366; y una bóveda por la que se pagaba $45, trepó hasta los $205 por año.

"Imaginate si tengo que cobrarles todos los años que deben... ¿Qué van a hacer? ¿Vender la casa?", comenta Díaz. Lo que se prevé en esos casos es arreglar un plan de pago para que cancelen la suma correspondiente a los últimos cinco años. "No voy a dejar un cuerpo afuera, así que veo la manera de solucionarle el problema a la gente", añadió. Por supuesto que al momento de pagar los años que se adeudan corren las nuevas tarifas. Saldar la deuda de un mausoleo cuesta $1.850, mientras que antes eran $400.

Colapsado
Como si fuera poco, en el cementerio no entra ni un alfiler. Los espacios están todos ocupados y entre una sepultura y otra no hay más de 20 centímetros. Tanto fue el crecimiento que la tapia del fondo no existe. Nada separa los sepulcros del campo lindero. "Ya se corrieron los límites tres veces para ampliar el sector de atrás, pero ahora le sigue un campo privado y no sé qué va a pasar", comentó Sequeira. Salvador Chávez, secretario de Gobierno de Banda del Río Salí, afirma que no conocía la situación, pero que ahora se pondrán a analizar qué se puede hacer con la falta de espacio. Aclaró que ya le había solicitado que desmalezaran el lugar a la secretaría de Obras Públicas.

Los precios que maneja el cementerio son muy accesibles en comparación con los loteos privados, como uno que se encuentra justo al lado. "Aquí cobramos $150 para cavar el pozo, mientras que en los privados cuesta $2.000 y el mantenimiento unos $700 al año", comenta Díaz. Estos costos provocan que la mayoría de la población del este elija el cementerio municipal. Sin embargo, el encargado aclaró que ahora no se están aceptando nuevos féretros si no tienen el espacio ya concesionado. "En esos casos les decimos que vayan a otros cementerios, por ejemplo en Los Ralos o en Vipos", advirtió.

Al menos no es un lugar que refugie vagabundos -insiste Díaz-, salvo algunos adolescentes que por las noches se cuelan y entran a romper los pocos vidrios sanos que quedan.

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