Simoca fue el Monumental

Simoca fue el Monumental

Parte del plantel visitó la ciudad natal de "Pulguita", donde disfrutaron de una tarde especial.

UN NIÑO MÁS. Pulguita jugó con los chicos un picado y pese a que falló un penal, nadie le sacó la sonrisa de la cara. UN NIÑO MÁS. "Pulguita" jugó con los chicos un picado y pese a que falló un penal, nadie le sacó la sonrisa de la cara.
27 Marzo 2013
El improvisado anfiteatro de la Escuela Normal Superior Manuel Belgrano, de Simoca, está colmado. Desde atrás se ve una marea calma de cabezas con la mirada clavada en el escenario. Arriba, jugadores y cuerpo técnico de Atlético miran asombrados la repercusión de su visita. Un niño con la camiseta de San Martín rompe el equilibrio; se para y, cuando le entregan el micrófono, le pregunta a Heraldo Rodríguez, el preparador físico, cómo es el calentamiento que debe superar un jugador antes de entrar a la cancha.

La respuesta llega junto con los aplausos y el ejercicio se repite: pregunta, respuesta y aplausos. Y, aunque algunos parecen apurados para ir a extirparle un autógrafo a su ídolo, el mensaje les llegará: "es importante tener una vida sana y ordenada para aprovechar las oportunidades que se te presentan. Queremos que los chicos vean lo lindo que es jugar al fútbol", dice Luis Rodríguez, el embajador simoqueño que imanta a cuanto niño se le cruza.

No sólo los pequeños lo siguen. Tras la iniciativa de Walter, su hermano, "Pulguita" se encargó de convencer a Cristian Lucchetti, Diego Barrado, Deivis Barone, Gabriel Méndez, Matías Ballini, Diego Calgaro, Alfredo Carrizo y hasta al cuerpo técnico de Ricardo Rodríguez, su hijo Heraldo, Alberto Medone y Gastón Vales, los "profes",

para que lo acompañen hasta su ciudad a esparcir el mensaje entre los jóvenes locales, que aportaron un alimento no perecedero para participar del encuentro. "Sería muy lindo que los chicos se dediquen al deporte. Luis es muy querido acá y a nosotros nos gustó la idea", dice Barrado.

Esa idea la explica mejor Lucía Hidalgo, la directora. "Es un proyecto solidario: a los alimentos que recibimos los donamos a las escuelas que los necesitan. Además, les inculcamos ciertos valores". Ella misma, cuando se acaban las preguntas, invita a los chicos a llevar de vuelta al curso las sillas y pasar a la cancha, donde algunos podrán codearse con los jugadores. Los equipos ya estaban planteados: ocho muchachos de un lado y ocho del otro recibieron las incorporaciones de los "decanos": Barone y Barrado se calzaron los guantes y fueron al arco; Ballini fue el árbitro.

Luego de sacar del campo a los incansables niños que ponían sus guardapolvos para recolectar autógrafos, comenzó el partido. El único gol lo convertiría Barrado, de arco a arco, mientras "RR" no paraba de recibir abrazos y pedidos de fotos. "Cuando Walter nos lo propuso esto hace unos días, no dudamos. Estamos felices de poder colaborar", dijo el entrenador.

Sobre el final, los autos particulares en los que había llegado el plantel empezaron arrancar. Los jugadores pedían coordenadas para volver a casa, pero ningún niño estaba dispuesto a dárselas. "Conseguí el autógrafo de todos. Mi ídolo es el 'Pulguita', pero me encantó que vinieran", dice Alejandro Nieva, de 12 años, alumno de la escuela y fanático de Atlético.

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