El enigma Barcelona

El enigma Barcelona

Real Madrid volvió a festejar y hundió en un mar de dudas a los catalanes.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. Ronaldo celebra con Khedira y sus compañeros el gol de Ramos. Messi, sufre. LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. Ronaldo celebra con Khedira y sus compañeros el gol de Ramos. Messi, sufre.
03 Marzo 2013

SEBASTIÁN FEST

DPS


Nadie lo planteó en voz alta, pero en el superclásico contra Real Madrid, Barcelona fue un fantasma de sí mismo. El "¿qué estamos haciendo aquí?" era una pregunta perfectamente lógica, tanto, que terminó clavándose como un puñal en el sufriente club catalán. Porque al final, el partido importó, y mucho. Lo último que necesitaba Barcelona era soportar una nueva derrota, caer 2-1 ante el mayor de sus rivales, lo último que quería exhibir y confirmar es que sigue dudando, que duda cada vez más.

"Os habéis cagado, no tienes vergüenza", le gritó el arquero Víctor Valdés al árbitro al recriminarle el penal no cobrado a Adriano. Eso no le pasaba al Barça de los cuatro inolvidables años de Josep Guardiola, un técnico que, a diferencia del actual, (casi) nunca hablaba de árbitros y arbitrajes.

El equipo está lejos de la imagen que los catalanes supieron vender en las últimas temporadas. Tan lejos de lo que supieron ser que tras el partido Barcelona debió escuchar como Pepe, el jugador blanco más aborrecido por los hinchas, ponía el dedo en la llaga: "he visto situaciones del Barça que jamás esperaría".

Pero el "nuevo" Barça es así, vive en lo inesperado: perdió tres de sus últimos cuatro partidos y perdió, sobre todo, el rumbo, la seguridad y la alegría. En los momentos grandes duda, se inclina. Eso se reflejó en el casi ausente Lionel Messi: marcó por décimosexto partido en la Liga e igualó también a su compatriota Alfredo Di Stéfano con 18 goles como máximo anotador en el superclásico. Pero ahí se acabó todo: el resto de la tarde vio al rosarino perdido y abúlico como pocas veces con la camiseta azulgrana.

Todo es diferente en Real Madrid que tiene la mente puesta en el choque del martes ante Manchester United. Por eso José Mourinho optó por presentar la defensa titular y acompañarla de un elenco de suplentes en el mediocampo y la delantera, pero todos salieron felices, casi relajados, perfecto contraste con el equipo visitante. Y los suplentes del Madrid le ganarían a los titulares del Barça.

Porque excepto el lesionado Xavi, estaban todos. Y en la mente repicando el 12 de marzo, ese choque en el Camp Nou ante Milan que será la medida de muchas cosas, más allá de la que se perfila como arrolladora conquista del título de la Liga. La ventaja sobre Real Madrid es de 13 puntos. Mucho, aunque nunca semejante diferencia se disfrutó tan poco. "La liga es menos difícil que a 16", se permitió alardear Sergio Ramos.

Mala tarde para estar en Madrid, porque nada le sale bien últimamente al equipo que Guardiola llevó a la cima. Viene fallando ante los grandes y recibe goles de cabeza en los córners que antes no se hubiera permitido, como el que hizo Ramos para sellar la victoria.

Una victoria que comenzó a tomar forma casi en el arranque del partido cuando Benzema venció a Valdés.

El centro del campo era un escándalo, con algunos compañeros intentando controlar al arquero. A esa altura Messi ya tenía bien claro que no quería estar ahí. Abandonó rápido el césped casi sin saludar a nadie mientras Cristiano Ronaldo, que jugó la media hora final, sonreía tras otra gran exhibición pese a no anotar.

Era la segunda vez en la historia que el Barça perdía con el mismo rival en cuatro días. La otra había sido con el Mallorca en 1998. Pero ante Real Madrid es otra cosa. Lo mismo se puede decir del Barça: es otra cosa, un creciente y aún inexplicado enigma.

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