Mirkin renunció a una banca, juró como ministra, y ahora dimitió

El quórum para tratar en Diputados el Memorándum de Entendimiento entre el país e Irán por la causa AMIA no sólo desvela al kirchnerismo. El alperovichismo, incluso, debió resignar un funcionario de primera línea. Aunque más no sea, por un puñado de horas.

Ayer en Casa de Gobierno, lo que empezó como una versión se convirtió con el correr de las horas en una realidad. La ministra de Desarrollo Social, Beatriz Mirkin, que reasumió en el cargo el 23 de enero pasado, renunció al Gobierno. Lo curioso del caso es que Mirkin volvería a jurar en ese mismo puesto, en principio el jueves.

¿Por qué la dimisión sorpresiva? Mirkin fue electa diputada nacional en octubre de 2011. Entonces, dejó vacante el Ministerio y en su lugar juró Enrique Zamudio. Pero a principios de año, en medio de la polémica por los gastos sociales de los legisladores, Alperovich le pidió la renuncia a Zamudio. Y regresó Mirkin. Pero la funcionaria deberá volver ahora a Diputados.

Al kirchnerismo le aflige conseguir 129 diputados para poder sesionar mañana, ya que los opositores adelantaron que no concurrirán al recinto. Actualmente, el bloque del Frente para la Victoria en la Cámara Baja reúne a 109 parlamentarios. Como Mirkin dimitió a la banca en enero, durante el receso, ese texto nunca fue tratado en el recinto y en su lugar tampoco juró su reemplazante, María del Carmen Carrillo. Para que la esposa del intendente de Monteros Alberto Olea pueda asumir, se debería dar comienzo a la sesión. Y ese paso aún no está garantizado.

Ante esta eventualidad, desde la Casa Rosada le pidieron a Alperovich que libere a la ministra. En consecuencia, Mirkin renunció al cargo en Tucumán, volará hoy a Buenos Aires, sesionará mañana como diputada y, un día después, volvería a jurar nuevamente como ministra de Desarrollo Social local. El potencial en el verbo obedece a que en el Gobierno no tienen certeza de que el kirchnerismo solicite los servicios de Mirkin sólo por esta sesión extraordinaria. En principio, es lo que suponen en la Casa de Gobierno local.

El llamado a la ahora ex funcionaria puso en alerta también al PE, ya que temen que se judicialicen los actos administrativos firmados por ella entre el 23 de enero, cuando renunció a la banca, y ayer. Ocurre que, en realidad, su dimisión nunca fue aceptada por el Congreso. Otro elemento que "obligó" al alperovichismo a aceptar el pedido es la situación de la senadora Beatriz Rojkés. En esta semana, en sesión preparatoria, se resolverá si ella continúa o no como presidenta provisional del Senado. En ese contexto, un rechazo del oficialismo local a la Casa Rosada no hubiese sido un buen antecedente.