La denuncia contiene voces de miles de adolescentes

Verónica Camacho | Psicóloga Técnica en Psicología Social

MODELOS. En el boliche se valorizan determinadas formas de ser. MODELOS. En el boliche se valorizan determinadas formas de ser.
25 Octubre 2012
Quizás la pregunta más terrible a la hora de pensar la discriminación es ¿qué siente el que es discriminado? ¿Cómo siente aquel que es rechazado? Esta pregunta se torna más difícil cuando pensamos que es la subjetividad de un adolescente la que es marcada por la discriminación. La adolescencia representa una etapa del desarrollo con necesidades particulares, entre ellas la conformación de una identidad, y en este sentido la búsqueda de modelos. Es una necesidad del adolescente el pertenecer a un grupo, ser parte con otros, tener en común espacios, ideas, objetivos.

Desde la sociedad se determinan modelos y se plantea una forma de ser, y por lo tanto una forma de no ser. Así, el que es morocho, gordo, petiso, el que no usa ropa de marca, el que no viste a la moda, es desvalorizado. Si bien son los boliches donde se dan estas situaciones es desde lo social que se generaliza, se legitima una forma de ser.

Ahora pensemos en nuestra realidad social. ¿Por qué en Tucumán mantenemos modelos que no tienen que ver con nuestras características? ¿Qué sucede cuando lo que yo soy no coincide con los modelos del orden social?

En el adolescente se produce un empobrecimiento subjetivo. Al ser sus características personales motivos de desvalorización se genera una gran inseguridad. El mundo externo se presenta como amenazante y el sujeto se mueve en esta contradicción generando diferentes respuestas: la negación de pertenencia a un grupo (muchas veces se niega hasta la propia familia), el esconder los verdaderos sentimientos (aparece la incapacidad para decir lo que se siente o para discutir los argumentos del otro), la búsqueda de símbolos de estatus (hacer esfuerzos desmedidos para aparentar otra clase social), etc.

En este caso en particular de maltrato en un boliche el daño subjetivo es más amplio aun, ya que las víctimas son mujeres, reforzando ideas de subordinación y sometimiento de género que subyacen a los modelos de relación que propone la sociedad.

Es así que a la vez que socialmente se naturaliza la discriminación, también coexiste el cuestionamiento y la denuncia que expresan una realidad que necesita ser transformada. En la voz de estas jóvenes están las voces de miles de adolescentes, denuncia que rompe el silencio y manifiesta salud mental.

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