Pese a las quejas, la Rivadavia ya se llama Virgen de la Merced

Los reclamos vecinales en contra del cambio de nombre de la calle Rivadavia no hicieron mella en la decisión del amayismo de bautizar a esa céntrica arteria como "Virgen de la Merced". Anoche, el intendente Domingo Amaya promulgó el proyecto de ordenanza aprobado en la sesión el jueves.

"Estamos convencidos de que la construcción de una sociedad más plural, más justa y más libre no pasa por ignorar el pasado por el simple hecho de no ser del agrado de todos: una sociedad se construye y un pueblo se instituye en el reconocimiento de su verdadera identidad y de su historia, y la Virgen de la Merced ha formado y forma parte de la vida cotidiana de la sociedad tucumana, superando cualquier barrera política e ideológica y cualquier cuestión coyuntural", sentenció el concejal Germán Alfaro, autor del proyecto.

Anoche, con la firma de Amaya, las nueve cuadras de calle Rivadavia, entre 24 de Septiembre y avenida Sarmiento, pasaron a tener una nueva denominación para homenajear el centenario de la coronación de la Virgen y el bicentenario de la Batalla de Tucumán, que se celebra el lunes.

Ayer, LA GACETA dio cuenta de un relevamiento entre los vecinos y comerciantes de la calle, quienes mayoritariamente se mostraron preocupados por el trastorno que ocasionará en sus vidas el cambio de nombre. El concejal Alfaro, además, respondió a la nota que algunos vecinos enviaron a la Municipalidad, a instancias de una campaña iniciada -a título individual- por la presidenta de la organización Andhes, Josefina Doz Costa. Frente a los reparos, Alfaro recordó que tanto la Constitución nacional como la Carta Magna local reconocen a la religión católica, apostólica y romana.

"La promoción por parte del Estado de la libertad religiosa y de conciencia en todas sus expresiones individuales y colectivas no está siendo vulnerada por nuestra propuesta. La fuerza y la presencia de Nuestra Señora de la Merced en la sociedad tucumana no puede ser reducida a una cuestión de culto ni creencia religiosa; tiene que ver con la historia misma de nuestro pueblo y está profundamente imbricada en la idiosincrasia de la sociedad local", replicó el concejal.

El amayista, además, pidió respeto por la historia local. "No es una vulneración de los derechos y las libertades fundamentales mundialmente reconocidos y fervientemente defendidos por nuestro Gobierno. Al contrario, es la reparación histórica de una gesta que ha marcado la vida y la identidad de nuestra Nación, sin ninguna animosidad de invasión ni imposición de una creencia en particular", insistió.

Más críticas

Desde la Legislatura, los radicales Federico Romano Norri y Roberto Sánchez (bloque Hipólito Yrigoyen) repudiaron la decisión del amayismo, y aseguraron que el intendente sigue "la política de avasallamiento de la historia que lleva adelante el kirchnerismo".

"Una mayoría política circunstancial no puede avalar que se arrase con el pasado de los argentinos. Es arbitrario que, por la opinión de un concejal o de algún investigador, se realice un ataque sistemático a quienes fueron figuras emblemáticas de la historia argentina. Se trata de un criterio autoritario que no admite contemplaciones al momento del repudio", añadieron.

Los radicales recordaron que Rivadavia fue el primer presidente argentino y detallaron que gobernó con libertad de expresión y prensa. A su vez, cuestionaron que el municipio no haya consultado a los vecinos de la zona antes de tomar la medida. "Los representantes del pueblo deben escuchar siempre a sus conciudadanos. Más aún cuando toman decisiones que los perjudican. El oficialismo legisla en contra de los vecinos", plantearon Romano Norri y Sánchez.