La Puna ya no tiene quien le escriba

La Puna ya no tiene quien le escriba

A los 82 años, este polifacético jujeño que fue además abogado -y más tarde juez-, diplomático y periodista, falleció en su casa ayer a la madrugada.

La Puna ya no tiene quien le escriba
31 Julio 2012
El silencio de la Puna se hizo más profundo aún. Esta vez, no fue la soledad la que se robó los sonidos, sino la pena. Ayer a la madrugada, Héctor Tizón murió en su casa en la capital de Jujuy, su provincia natal. Tenía 82 años.

Los restos del escritor fueron velados en la Legislatura provincial y hoy serán inhumados en el cementerio de su adorada Yala, la localidad en la que nació y a la que le dedicó muchos de sus más sentidos textos. "Jujuy es como una intuición -dijo hace menos de un año durante una extensa y profunda entrevista con LA GACETA-; aquí está el lugar de la semilla y creo que no la puedo transplantar". Sin embargo, a lo largo de su vida se vio forzado a intentarlo: fue diplomático y luego la dictadura lo obligó a emigrar. Pero Jujuy le tiraba del alma, y volvió. Y no solo le inspiró buena parte de su narrativa (más de 20 novelas, numerosos cuentos y ensayos). También fue periodista y convencional constituyente por la UCR (1994). Pero su otra gran misión para con su amada provincia la desempeñó en la Justicia.

"He llegado a la conclusión de que el buen magistrado debe conocer la literatura", había afirmado durante esa entrevista, en la que quedó claro cómo concebía ese rol: "un juez, a diferencia de un narrador, no puede emplear sobrentendidos ni ambigüedades: su tarea le exige la precisión absoluta", afirmó. Pero al mismo tiempo tenía presentes los problemas que podían generar "unos magistrados que sabían derecho pero que no eran capaces de comprender la cultura ajena".

Publicó su primer libro, "A un costado de los rieles", en 1960 y no paró más: hace muy poco vio la luz "Memorial de la Puna", donde retomó sus historias mínimas con el sabor de su tierra. Casi de punta a punta en su literatura, los protagonistas son hombres y mujeres jujeños en la soledad y el silencio del desierto.

Amigos y distinciones
Tizón nació el 21 de octubre de 1929 en una familia de ferroviarios. Entre 1943 y 1948 vivió en Salta, donde cursó sus estudios secundarios. En el 49 se trasladó a la ciudad bonaerense de La Plata y en 1953 se recibió de abogado. Cinco años después comenzó su carrera diplomática en México, donde se desempeñó como agregado cultural. En ese país trabó amistad con escritores como Augusto Monterroso, Ezequiel Martínez Estrada, Ernesto Cardenal y Juan Rulfo, entre otros. También fue cónsul en Milán (Italia) y en 1962 dejó la diplomacia y retornó a la Argentina, donde fue ministro de Gobierno, Justicia y Educación.

Su obra, siempre centrada en las historias y los mitos de su provincia, fue traducida al francés, inglés, ruso, polaco y alemán. Entre otros premios recibió el de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras que otorga el gobierno de Francia.

Hoy, sin Tizón, la Puna llora por el temor de no tener quién le escriba.

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