Granja: el rincón ideal para conocer las cosas del campo

En un lugar paradisíaco, "La soñadita" es parte de una finca familiar que abrió sus puertas a los docentes y a los alumnos de hasta tercer grado.

DESDE EL MIRADOR DE JUEGOS. Pelotas de todos los equipos esperan a los chicos en la cancha para hacer un picadito después del recorrido. DESDE EL MIRADOR DE JUEGOS. Pelotas de todos los equipos esperan a los chicos en la cancha para hacer un picadito después del recorrido.
06 Abril 2012
Por una ruta muy tranquila, en medio de la serranía, se llega a El Timbó Viejo. El camino de entrada a la finca, bordeado de pinos, invita a entrar. A ambos lados, unos 12 caballos pacen a la sombra. En los corrales, los terneritos corren a alimentarse de las vacas. Dos graciosos ponys y un percherón esperan a que los chicos los monten. Llamas, chivitos y ovejas, chanchos, conejos; dos zorritos huérfanos que fueron adoptados. Más allá la huerta, las naranjas tangerinas que van tomando color en la pequeña finca de citrus. Y una larga tira de espaciosos corrales-jaula con cientos de gallinas ponedoras marrones y blancas; las criollas, las de Guinea o las holandesas con sus graciosos peinados; pavos comunes y reales, faisanes enemistados en distintas jaulas, patos de varios colores al borde de lagunitas, y gansos vigilantes. En un rincón, imperturbables, las tortugas...

Pan calentito
Un gran horno de barro donde los chicos amasarán el pan, la galería con los mesones llenos de vasos de colores para el desayuno. Hasta aquí, la enumeración describe los habitantes y las actividades propias de una granja educativa, pero "La soñadita" depara muchas sorpresas además de los animales que todos los chicos quieren ver.

"La finca familiar 'La soñada' fue acondicionada para que se abra a la comunidad con contenidos pedagógicos para el primer ciclo, destinados a conocer las diferencias entre el campo y la ciudad", le explica a LA GACETA la pedagoga María del Huerto Décima, junto a Jorge Herrera, propietario y mentor del emprendimiento educativo. "Para nosotros fue muy importante incorporar las TICS en este ambiente natural. Los chicos pueden ver videos durante el desayuno o un power point sobre las propiedades del pan", afirma Décima.

En el recorrido se puede ingresar al oratorio, que ofrece un espacio de reflexión. O al rancho de adobe y paja, en escala real, equipado para la vida en el campo. Hay un circuito de juego multicolor construido en madera con la soñada casita alta. Desde allí se ve que el área de recreación no tiene límites en el césped-alfombra. De tres grandes galpones con cerramientos de alambrado, uno fue adaptado para albergar campamentos. En los otros dos empiezan las sorpresas mayores: una magnífica exposición de vehículos de tracción a sangre: más de 20 carros, sulkys y carretas se alternan con objetos que se usaban en el campo antiguamente. Y más de seis arados, desde los más rudimentarios, también muestran la evolución de la tecnología. Lo que fue la caballeriza de la vieja finca fue transformada en un complejo que incluye los sanitarios diferenciados por edades y por sexos.

Al final del recorrido se llega al impactante salón-museo de colecciones. Allí los chicos conocerán desde una radio Mende hasta un gramófono o un disco de pasta que podrán escuchar; máquinas de escribir o de coser que usaban los bisabuelos, lámparas y calentadores a querosén, o una estufa de 1920, y muchas planchas a carbón, entre cientos de objetos que verán con asombro por primera vez.

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