"Se trata de ocultar la fuga de capitales"

"Se trata de ocultar la fuga de capitales"

Osvaldo Meloni (C.Economicas - UNT) | Profesor titular de Economia Industrial

04 Marzo 2012
Desde el último trimestre del 2011 el gobierno nacional ha venido tomando diversas medidas para evitar el creciente drenaje de divisas. Limitaciones a las firmas extranjeras radicadas en el país para girar dividendos a sus casas matrices, trabas a individuos y empresas para comprar dólares y restricciones a las importaciones de bienes y servicios fueron las formas más notables de esta política que no repara en cualquier instrumento para lograrlo. Vale todo. Desde el uso de disposiciones legales que atentan contra el principio de no retroactividad de la ley, hasta artimañas como detener sin explicación plausible embarques en el puerto de Buenos Aires. Sin que falten las llamadas telefónicas y reuniones con empresarios para "convencerlos" de lo poco conveniente de su proceder. La reciente "sugerencia" de la Ministra de Producción para que se sumen a un boicot contra Gran Bretaña es tan grotesca como oportunista: apela a legítimos reclamos de soberanía para encubrir necesidades de caja. ¿Sabe la Ministra que las compras a Gran Bretaña representan menos del 1% del total importado por Argentina?

A pesar de lo improvisado y rudimentario de las medidas, desde el oficialismo se justifican como parte del "modelo de inclusión social". Se ha dicho que son un paso más en la política de sustitución de importaciones. También que van a ayudar al proceso de industrialización y que van a aumentar el empleo industrial. La realidad es completamente distinta. Se trata simplemente de ocultar la fabulosa fuga de capitales que se viene registrando espasmódicamente desde 2008 pero que se aceleró a partir de que el creciente deterioro del contexto internacional puso al desnudo las inconsistencias y debilidades del denominado modelo. Por ahora solo se ve la punta del iceberg. Personas que temen por la continuidad de su tratamiento médico ante la escasez de drogas de última generación, otros que tienen miedo de perder su trabajo porque no llegan los insumos importados para fabricar bienes nacionales y empresarios que empiezan a planear sus inversiones en otras playas ante la incertidumbre de contar con maquinarias, repuestos y tecnología extranjera y de poder girar los dividendos que generan sus inversiones.

El modelo populista está entrampado en sus inconsistencias. Para hacer más competitiva la economía debería depreciar el peso, como hizo Brasil, pero eso alimentaría la inflación, una de las más altas del mundo. Para contener la elevada inflación debe quitar subsidios. Pero ahora cae en la cuenta que los recursos se malgastaron. Mientras los FFCC claman por inversiones, casi $1000 millones van a parar al "Fútbol para todos" y al "Automovilismo para todos".

El modelo K ya no genera confianza. La manifestación más palpable (aunque no la más importante cuantitativamente) son las filas que día a día miles de argentinos (y argentinas) hacen frente a casas de cambio para comprar dólares. Las respuestas del gobierno restringiendo importaciones solo generan más desconfianza.

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