26 Enero 2012
Muy relajada y de buen humor, la presidenta Cristina Fernández dejó al descubierto su cicatriz en el cuello en su reaparición pública, defendió el trabajo de los médicos y calificó como "un milagro" el cambio del diagnóstico inicial de cáncer.
Cristina relató que cuando recibió el alta del hospital Austral, se enteró de parte de su médico personal Luis Buonomo y el cirujano que la operó, Pedro Saco, que no se le habían encontrado células cancerígenas en la tiroides. "Entraron Buonomo y Saco con unas caras y yo me pregunté '¿Qué pasó?' 'Tranquilícese que es muy beneficioso', me dijo Saco, y medio el resultado. Me dijo que no se habían encontrado células cancerígenas en los nódulos y que encontraron un tercer nódulo que no había aparecido en las dos tomografías. En ese momento me largué a llorar, en ningún otro momento lo hice, y fue de mucha emoción hay que vivirlo, es intransferible", relató.
Cristina señaló que los médicos estaban "muy asombrados" por el cambio de diagnóstico y bromeó con que Saco "no se animaba a decirlo porque es médico pero lo digo yo: fue como un milagro". Criticó además "el batifondo que se armó" por el cambio: "Faltó que opinara la Organización Mundial de la Salud", ironizó. (NA)
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