Por el mal tiempo debieron suspender las tareas de búsqueda de sobrevivientes

Por el mal tiempo debieron suspender las tareas de búsqueda de sobrevivientes

Los rescatistas admiten que son mínimas las esperanzas de encontrar a los desaparecidos dentro del crucero. Problemas de visibilidad. El capitán Schettino está detenido en su casa cerca de Nápoles. Se salvó en un bote con otros oficiales.

19 Enero 2012
ROMA.- Los buzos debieron suspender nuevamente ayer, por razones de seguridad ante un nuevo desplazamiento del barco, la desesperada búsqueda de los 22 desaparecidos (cifra informada por el viceministro de Transporte italiano, Mario Ciaccia), en el naufragio del Costa Concordia.

Sin embargo, encontrar sobrevivientes es casi una utopía. "Prácticamente hemos terminado de controlar la parte que está fuera del agua", señaló el vocero de los rescatistas, Luca Cari. Hasta el momento, se recuperaron 11 cadáveres, de los cuales sólo cinco fueron identificados.

El gigantesco buque yace como un animal muerto sobre un costado, pero agitado por el mal tiempo y las olas, y al borde de una fosa de unos 70 metros. El temor es que se deslice hasta el fondo y cause una enorme catástrofe ambiental, con el vertido de las 2.400 toneladas de combustible en sus tanques (aún no pudieron comenzar las tareas de extracción a cargo de la empresa holandesa Smit Salvage).

"Hemos avanzando un poco en cuatro patas y en la oscuridad. A veces nos encontramos de todo, objetos y hasta sofás que flotaban", relató Antonino Bileddu. De las tareas participan socorristas, buzos y espeleólogos (expertos en cavernas), que pasan a través de agujeros abiertos con detonaciones controladas. "Tenemos equipos muy especializados, con respiradores de circuito cerrado para impedir las burbujas de aire, que crean turbulencias y afectan nuestra ya escasa visibilidad", dijo Roberto Carminucci.

Entre las víctimas está el francés Francis Servel. "Le debo la vida a mi marido -afirmó su esposa Nicole, de 61 años, al diario Le Figaro-. El me dijo ?saltá, saltá?, y me dio su chaleco salvavidas. Dudé y él se lanzó él primero; no lo vi más".

Dos versiones

En tanto, levantó controversia la decisión judicial de excarcelar, aunque ordenando su arresto domiciliario en su casa de Meta de Sorrento (cerca de Nápoles), al controvertido comandante, Francesco Schettino, acusado de homicidio culposo múltiple, abandono de nave y naufragio. La Fiscalía apelará la medida por el riesgo de que se fugue. El capitán fue respaldado por sus vecinos, familiares y amigos.

La jueza, Valeria Montesarchio, a cargo de la causa, admitió ayer que existen "graves indicios" de culpabilidad contra el capitán, a quien vinculó con "un desastre de proporciones mundiales". Agregó que el comandante se negó a volver a bordo pese a haber recibido una orden expresa (ver "Remeras con la frase..."). Según medios locales, Schettino aseguró en su declaración judicial que estaba al timón cuando chocó con la roca y que no abandonó la nave. "No quería huir, estuve ayudando a los pasajeros para bajar un bote al agua, tropecé y caí. Después no pude regresar al barco, porque ya estaba demasiado inclinado", señaló.

Los diarios Corriere della Sera y La Repubblica dudan de su versión porque en el bote de Schettino sólo estaban también el segundo y el tercer oficial de a bordo, Dimitri Christidis y Silvia Coronica. (AFP-DPA)

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