El que era David ganó como Goliat

Sportivo es el campeón: venció 2 a 1 a Aguilares, que pasó del sueño a la pesadilla en 45'

POR TODAS PARTES. Villafañe apareció por todo el frente de ataque y se las ingenió para complicar a todos los defensores de Deportivo Aguilares. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA POR TODAS PARTES. Villafañe apareció por todo el frente de ataque y se las ingenió para complicar a todos los defensores de Deportivo Aguilares. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
Nicolás Iriarte
Por Nicolás Iriarte 12 Diciembre 2011
La edición 2011 de la final del Torneo Anual de la Liga se escribió en dos tomos. El primero, un clásico de la literatura futbolística: "La Cenicienta". Con un bajo perfil, Deportivo Aguilares quería colarse en la historia ganando su primer título. El segundo vino repetido pero con los roles cambiados. Ya en el partido, Sportivo Guzmán, con tres campeonatos en el lomo, fue la víctima que arrancó maltratado y terminó viviendo su noche de gloria: el último capítulo del año determinó que el "juliano" sea el campeón.

En el primer tiempo parecía que la manzana podrida había sido comida por los muchachos de Salvador Mónaco: atónitos ante un equipo que, comandado por Sergio Décima, mostraba orden, profundidad y opciones de gol. Las tres primeras las contó Alejandro Tapia en igual cantidad de formas y colores: mano a mano, desde afuera y abajo del arco. Todas afuera, pero la pócima para el primer gol estaba a punto de conocerse: Diego Palacios se enfrentó a Jorge Luis Borges y la mandó adentro.

Pudieron haber llegado más pero el "juliano" finalmente despertó del sueño casi eterno y lo empató casi sin merecerlo. Sebastián Luna sería el primero de los héroes, pero el príncipe que rescató los ganadores fue Juan Pablo Villafañe. No se anotó en la red, pero con sus desbordes recuperó la respiración de su equipo. El segundo tiempo lo escribió pura y exclusivamente el campeón por cuarta vez. Parecía que los aguilarenses se dieron cuenta de lo que habían desaprovechado. La última firma la puso Carrizo. Para que el que era David, pero que empezó como Goliat, levante la Copa.

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