"Mi cabeza se movía como si estuviera recibiendo una descarga eléctrica; ahora, no"

"Mi cabeza se movía como si estuviera recibiendo una descarga eléctrica; ahora, no"

El tucumano Jorge Sabalza dejó de padecer algunos movimientos anormales propios del mal después de la cirugía que le realizaron en Buenos Aires.

ESTOY DE DIEZ. Cinco días después de la operación, Jorge Sabalza recibió a LA GACETA en su casa, charló y caminó para mostrar que está bien. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO "ESTOY DE DIEZ". Cinco días después de la operación, Jorge Sabalza recibió a LA GACETA en su casa, charló y caminó para mostrar que está bien. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
11 Noviembre 2011
"Usted es un buen candidato para ser operado de Parkinson. Está en buenas condiciones clínicas. Puede irse tranquilo porque lo llamaremos más adelante para la cirugía...". El resultado de la primera evaluación médica dejó estupefacto al tucumano Jorge Sabalza, de 56 años. Más aún porque fue el neurofisiólogo Darío Adamec -integrante del equipo de neurocirugía del Hospital Posadas, de Buenos Aires, quien le había hecho el chequeo- el que le dio la buena noticia.

Corría el mes de abril. Jorge regresó contento a Tucumán con la certeza de que pronto dejaría de renegar con los movimientos anormales del mal de Parkinson, que venían dominando su cuerpo desde 2006.

Como le ocurre a cualquier enfermo que quiere sanar o mejorar pronto, a Jorge la espera le pareció eterna. Pero valió la pena, porque tuvo un final feliz.

"Pasaban los días, los meses, sonaba el teléfono... y ninguna llamada era del Hospital Posadas. Mis temblores empeoraban; mi cabeza se movía como si estuviera recibiendo una descarga eléctrica. Tomaba los remedios que me había dado mi médico, el neurólogo Federico Pelli Noble y nada... Me cambió varias veces la medicación y llegué a tomar siete veces por día (máxima dosis) una droga. Nada me hacía efecto. Cuando ya estaba perdiendo las esperanzas me llamaron de Buenos Aires y me dijeron: ?venga; el miércoles 26 de octubre, a las 7 lo operaremos?. Ahí nomás junté las tomografías, las resonancias magnéticas y todos los estudios que tenía y viajé. Llegué al hospital y de inmediato me llevaron al quirófano. La cirugía duró ocho horas (contó con lujo de detalles todo el procedimiento) y participaron 12 profesionales al mando del neurocirujano Sergio Pampín. A las 48 horas me dieron el alta y volví a casa.", narró exultante y sin pausas, cuando LA GACETA lo visitó en su domicilio de Perú al 600.

"¡Hoy soy otra persona!... Antes, los temblores, las contracciones musculares y las torceduras de los brazos me ponían muy mal. Ahora me siento bien, más tranquilo. Todavía tengo algunos movimientos involuntarios (señaló con la mano derecha el brazo izquierdo tembloroso), pero tengo la esperanza de quedar mucho mejor después de la segunda cirugía que me harán en abril de 2012".

- ¿Usted tomó por su cuenta la decisión de viajar a Buenos Aires?

- Yo me enteré por una nota que leí en LA GACETA, a comienzos de este año, que en el Hospital Posadas -que es público- operaban a los enfermos de Parkinson que no respondían a los tratamientos. Con apoyo de mi esposa y de mis hijos decidí viajar para averiguar personalmente qué posibilidades tenía. Llevé todos los análisis, las tomografías, resonancias magnéticas y los tratamientos que Pelli Noble me iba cambiando según los síntomas que iba mostrando. Allá me hicieron una evaluación general -como a otros pacientes del interior del país- y me dijeron que estaba en condiciones para la cirugía... ¡Qué contento me puse!

- Y sigue de buen ánimo...

- ¡Y qué le parece! Sentía que el Parkinson dañaba mi físico, pero también mi estado anímico, justo a mí, que siempre fui un hombre fuerte, sano y optimista. Sólo tengo diabetes, que me diagnosticaron a los 45 años, aunque la mantengo controlada con insulina y con la dieta adecuada. Jamás fumé ni tomé alcohol en exceso. Siempre hice actividad física y por eso me mantuve en forma. Cuando me recupere comenzaré a caminar mucho, como antes. Ahora estoy convaleciente y tengo que hacer reposo absoluto por unos días. Me levanté de la cama porque quería recibirlos personalmente para charlar y mostrarles que estoy de diez, aunque algo cansado.

Al final de la charla Jorge contó que tiene tres hijos: "Romina se recibió de odontóloga, Matías es chef y vive en Barcelona, España, y la menor, Lourdes, estudia arquitectura. Son mi orgullo...", confesó emocionado antes de despedirse.

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