28 Octubre 2011
Por Rubén Ale - Ex presidente de San Martín

En mi carácter de ex presidente del club me dirijo a esta Honorable Asamblea a fin de exponer mi pensamiento y en pocas palabras, mi agradecimiento a todos los que me permitieron ayudar a construir un San Martín mejor.

Todavía recuerdo esa noche de agosto de hace cinco años cuando ingresé al club de mis amores pensando que la tarea era ardua, difícil y esperanzadora para sacar al "santo" de una de las peores crisis por la que atravesaba, en pleno concurso de acreedores, disputando los partidos en la Liga, con todos los empleados en negro y con magros salarios, con las instalaciones en pésimo estado, sin agua y sin baños, el complejo deportivo en desolador abandono; entonces pensé que sin estridencias debía iniciar la silenciosa y noble tarea de recuperar a un sitial de honor al club.

Rápidamente declaramos a todos los empleados en el Fisco Nacional y acordamos un salario de convenio de acuerdo a la función de cada uno, empezamos a abonar extrajudicialmente varios litigios, iniciamos de inmediato las obras de infraestructura mínimas y los nuevos vestuarios, reorganizamos y modernizamos el área administrativa, especialmente para la mejor atención de los socios, mejoramos la limpieza y las obras de gas natural y agua para riego en el complejo y campo deportivo, instauramos un moderno sistema informático de ingreso y egreso de dinero con cajas diarias a disposición de todos los socios, transparentamos y optimizamos todos los gastos.

Asimismo planteamos ganar el campeonato liguista a fin de iniciar el arduo camino hacia lo más alto del fútbol nacional, y es así que ante un puñado de hinchas salimos campeones en un frío invierno en Monteros frente a Sportivo Trinidad, luego vinieron las alegrías y los ascensos al Argentino C y B, al Nacional B y el resonante regreso histórico a la Primera A.

Todo esto fue posible gracias al acompañamiento de hombres y mujeres que en silencio trabajamos juntos, noche y día, siempre con las sanas utopías de hacer más grande y más glorioso a nuestro querido San Martín.

Los hombres de bien sabemos cuándo dar un paso al costado; tuvimos aciertos y errores, equilibramos las cuentas siempre sin gastar un peso de más, creímos siempre en el hincha y socio que nos acompañó siempre; concertamos el gerenciamiento que luego nos derivó en las tristezas y del engaño de tener que afrontar deudas ajenas. No me aferré a la institución a la cual con respeto honré siempre; conocí gente leal y de compromiso; nunca opté por la alfombra roja de creerme un poderoso, siempre con la humildad y el respeto por la opinión divergente fue mi meta; escuche y fui escuchado; lloré como un hincha más los descensos, me sentí siempre un compañero de tribuna más gozando de la alegría y la pasión del pueblo santo, por gritar los goles como nunca.

En fin, vuelvo a mis afectos sintiendo que dejé todo por la institución, que hoy transitamos un presente perfectamente en mejores condiciones que cuando llegué al club. Les pido a todos ustedes trabajar juntos por San Martín; aporten, debatan, crean y elijan que los éxitos volverán, porque desde la humildad somos grandes. Desde la pasión somos inigualables, desde el sentimiento somos inalcanzables por todo ello. Gracias, gracias, gracias a todos.

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