Cinco localidades, 24 barrios y 15 villas

Cinco localidades, 24 barrios y 15 villas

CENTENARIA. Hileret donó la campana de la iglesia de la villa vieja. CENTENARIA. Hileret donó la campana de la iglesia de la villa vieja.
07 Octubre 2011
Santa Ana abarca 27.000 hectáreas. Fue fundada el 11 de enero de 1889 por Clodomiro Ernesto Hileret Balin. El casco urbano está compuesto por 24 barrios (Belgrano, Presidente Perón, La Costanera, Norte, Congreso, El Porvenir, El Jardín, Florida arriba, Florida abajo, Bodega, La Terminal, Doctor Castagnaro, Parroquia, Libertad, 25 de Mayo, 72 viviendas, 40 viviendas, 80 viviendas y 20 viviendas), cinco localidades separadas del radio céntrico (Villa Hileret, Villa Santa Ana, Los Lunas, El Cebil y El Mollar) y 15 villas en la zona rural, llamadas en sus orígenes colonias o lotes (San Antonio, San Francisco, Corazón de Jesús, Virgen de Luján, San Roque, San Luis Gonzaga, San José, Santa Rita, San Isidro y Virgen del Rosario -eran ex colonias, de la 1 a la 10-, Santa Rosa, San Nicolás y Virgen del Carmen -ex colonias 12, 13 y 14- y Virgen del Valle y San Cayetano -ex colonias 16 y 17, respectivamente-).

Casi 20.000 habitantes

En la actualidad son 18.600 los habitantes de Santa Ana. El pueblo ostenta la singularidad de haber nacido de las entrañas de un coloso azucarero, en una tierra colmada de mitos y leyendas. Pertenece al departamento de Río Chico, 97 km al sudoeste de nuestra capital. Es una región de bosques subtropicales, plena de serranías, que va ascendiendo desde los 379 metros sobre el nivel del mar -en el pueblo- hasta los 2.050 metros en las altas cumbres.

A Santa Ana se accede por la ruta nacional Nº 38. Luego se empalma con la ruta provincial Nº 332. Al norte limita con Río Chico; al sur con el arroyo Matazambi; al este con la ruta Nacional Nº 38 y al oeste con las sierras de Santa Ana -allí se encuentra la casa de piedra- que limitan con Las Estancias (Catamarca).

La distribución en colonias fue implementada por Hileret. En épocas de cosecha y de cultivo de la caña de azúcar resultaba conveniente tener a los obreros instalados en las cercanías de los cañaverales. De esta forma se evitaban perdidas de tiempo y de recursos en el traslado de la materia prima y de los trabajadores. Por eso hoy la superficie comunal es dispersa.

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