La primavera árabe anuncia nueva era para los islamitas

Consecuencia de los levantamientos sociales. Por Ramadan Al Fatash - Agencia DPA

11 Septiembre 2011
Los alzamientos populares que sacuden Cercano Oriente y el norte de África están anunciando una nueva era para los islamitas, después de haber sido objeto de la opresión de los Gobiernos aliados a Estados Unidos en los últimos diez años, según entienden algunos analistas.

La conclusión llega en el décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en el que los expertos echan un vistazo atrás a una década de guerras, conflictos y, finalmente, revolución social.

"La influencia de los islamitas en el mundo árabe precedió los ataques del 11 de septiembre", explicó Mustafa al Sayyed, profesor de ciencias políticas de la Universidad Americana de El Cairo. "De hecho, el crecimiento de los islamitas en la región se inició a finales de los 60 como reacción a las adversas circunstancias sociales, económicas y políticas en sus países. Estas circunstancias no mejoraron considerablemente, pero el éxito de las revoluciones recientes en Egipto y Túnez les dio la oportunidad de aparecer en la superficie y operar libremente", añadió.

El 29 de julio, miles de islamitas egipcios, la mayoría musulmanes ultraconservadores, confluyeron de todo el país en la plaza central de El Cairo, donde reclamaron que se estableciera un Estado islámico en el país más poblado del mundo árabe. Hicieron enojar a los liberales y a los seculares que los acusaron de exhibir su poder y polarizar a la sociedad egipcia.

La demostración masiva de fuerza fue la mayor de los islamitas desde que el ex presidente, Hosni Mubarak, fuera derrocado en una revuelta popular en febrero, tras 30 años en el poder. "Los islamitas están mejor organizados y son más influyentes entre la gente común que los liberales o los izquierdistas. Administran una serie de estructuras de caridad y asisten a los pobres. Es natural para ellos volver a emerger para reivindicarse, ahora que sus opresores fueron desplazados", explica Al Sayyed.

Días después de que Mubarak fuera derrocado, los Hermanos Musulmanes, la oposición más fuerte de Egipto, prohibida por más de cinco décadas, fue legalizado. El grupo estableció, además, su partido político, el Partido de la Libertad y la Justicia, cuyos líderes, se calcula, ocuparán el 40% de los lugares en el Parlamento tras las elecciones que tendrán lugar en este año. Ellos terminaron con las manos vacías tras las elecciones legislativas de fines de 2010, y se sospecha que se vieron afectados por un fraude masivo.

Para Emad Gad, un experto en Egipto, los Gobiernos despóticos del mundo árabe se aprovecharon de los temores "exagerados" de Estados Unidos respecto de los musulmanes radicales tras los atentados del 11 de septiembre para aumentar la presión extranjera para introducir reformas. "Fue una gran falacia. Mubarak manipuló a Washington sobre la influencia de los islamitas para aferrarse al poder, continuar y acallar a a sus oponentes. Otros gobernantes árabes hicieron lo mismo", dijo Gad.

En los años posteriores a los ataques, los Gobiernos árabes pro-EE.UU. sistemáticamente aplastaron a los islamitas y al parecer torturaron a muchos de ellos bajo la sospecha de estar vinculados a Al Qaeda. Calificándolos de oportunistas, Emad cree que se obstaculizan las transformaciones democráticas en los pueblos árabes. "En el inicio de las revoluciones árabes contra las autocracias, los islamitas afirmaban estar del lado del Estado civil. Más adelante, se quitaron las máscaras y llamaron a la instauración de un estado religioso. Su táctica causó divisiones entre los poderes políticos y aumentó el precio que los árabes deben pagar para lograr una democracia genuina", agregó.

Los levantamientos, generalmente englobados bajo el concepto de Primavera Árabe, comenzaron en Túnez el 18 de diciembre de 2010, y se extendieron a Libia, Bahrein, Siria, Yemen, Jordania, Argelia y Marruecos. "Los islamitas no prevalecerán en Egipto y Túnez, países que tienen una sociedad civil poderosa", sostuvo Gad, analista del Centro de Estudios Estratégicos Al Ahram, de El Cairo.

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