La vida en edificios nos cambió la manera de relacionarnos

La vida en edificios nos cambió la manera de relacionarnos

17 Julio 2011
Los edificios son, sin dudas, los símbolos más visibles de las ciudades. Cada vez más personas viven en altura y en espacios más reducidos, situación que también está modificando la forma en que nos relacionamos con los demás y percibimos lo cotidiano.

En Tucumán el crecimiento hacia arriba es desenfrenado. En los últimos tres años se levantaron 400 edificios y actualmente la cantidad de gigantes de cemento supera los 1.300 en la capital. Cada vez más familias se mudan a estas estructuras en busca de seguridad, funcionalidad y comodidad porque quieren estar cerca de sus trabajos.

Hasta hace no muchos años era común y corriente escuchar en una mesa a las personas comentar que siempre habían vivido en la misma casa y que en ella estaban todos sus recuerdos. Pues bien, la vida en departamentos, según los especialistas, ha empezado a cambiar la historia. Los edificios vuelven a la gente más desarraigada. La mayoría pierde ese vínculo emocional con los metros construidos tan típico de las viviendas de barrio.

Agustín Torres, experto en sociología e investigador de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), señaló que las tendencias actuales de urbanización, que combinan la proliferación de modalidades ya conocidas con la aparición y consolidación de nuevas variantes, han influido sobre algunos rasgos de la sociabilidad. "La convivencia en los barrios generaba usualmente un sentido de pertenencia y tenía un efecto identificador en los vecinos. En la mayoría de los casos esto resultaba favorecido por la disponibilidad de espacios sociales y recreativos comunes. La propiedad horizontal, en cambio, carece de muchos de estos componentes y, por lo tanto, también del tipo de sociabilidad que la residencia barrial estimula", remarcó.

Según Torres, quizás las urbanizaciones cerradas y privadas como los countries se encuentren a medio camino entre uno y otro, ya que mixturan aspectos de la dinámica del barrio tradicional, como la cohesión y la interacción entre sus residentes, con otros como la privacidad y la seguridad de los departamentos. "A pesar de ello las urbanizaciones privadas se diferencian del barrio convencional, entre otras notas, porque carecen de la heterogeneidad social que históricamente caracterizó a estos últimos", evaluó.

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