La Cámpora, la punta de lanza del cristinismo

La Cámpora, la punta de lanza del cristinismo

El grupo político que lidera el hijo de la Presidenta festejó los lugares obtenidos en las nóminas, mientras la CGT y los piqueteros se quejaron. El ninguneo a la dirigencia sindical y de los sectores piqueteros habla del paso definitivo del kirchnerismo al futuro cristinismo. Mariano Pérez de Eulate - Columnista de NA.

30 Junio 2011
BUENOS AIRES.- Es tiempo de lamentos, de reproches, de quejas en el Frente para la Victoria. También, claro, de celebraciones varias. Porque si de un lado -gremios, piqueteros, intendentes- protestan y dicen sentirse marginados por la Presidenta, del otro -básicamente los muchachos de "La Cámpora"- descorchan y aplauden porque se cumplió la promesa que les hizo Néstor Kirchner en vida: que ellos, los jóvenes justicialistas, darían el salto hacia sillones de poder real y serían la nueva primera línea de defensa del "proyecto nacional".

Ese rol de escudo lo alternaron en los últimos años y hasta el sábado del cierre de listas, organizaciones sociales varias, la CGT de Hugo Moyano (en ambos casos con ese manejo masivo que se conoce como "control de la calle") y los muchos intendentes del Conurbano Bonaerense que habían virado al kirchnerismo acérrimo allá por 2005. Y que a veces, en pos de "sostener el modelo", llegaron a defender hasta cosas como la intervención y cuasi destrucción del Indec, por citar un solo ejemplo.

Nada indica, por ahora, que esos actores heridos vayan a cruzarse de vereda abiertamente, más allá de esa sentencia de tono matón que circula por algunas sedes sindicales y en ciertas unidades básicas: "Esto tiene vuelto", se dice.

Es la queja desde el anonimato del vencido y aceptando que, en definitiva, la lapicera presidencial fue tan celosa y críptica con las listas porque, a cuatro meses de las elecciones, Cristina Fernández sigue encabezando la intención de voto a nivel nacional.

Se aclara: Kirchner, casi con seguridad, hubiera conformado a "La Cámpora", pero habría dejado menos heridos en el camino o, tal vez, les hubiera hecho algunos mimos como para que se sintieran menos abandonados y despojados. Sólo conjeturas.

Pronósticos
Mentes más racionales que la del puntero enojado, como las de los consultores de opinión pública, aseguran en sus análisis privados que no parece posible que, si hay un efecto boomerang de esos sectores defraudados, se evidencie antes de octubre o aún en el primer tramo de un eventual nuevo mandato de Cristina.

Y, en todo caso, la vulnerabilidad presidencial que debe darse para que pueda existir ese "vuelto" estaría más atada a un descalabro económico que a una ofensiva política con tono de venganza.

Buenas noticias para la Casa Rosada: más allá de la inflación en alza -dato que el candidato a vice, Amado Boudou, se empeña en negar- en líneas generales la economía inmediata no parece deparar presagios demasiado agoreros. Nadie puede decir que el gobernador Daniel Scioli no sabía del avance de la juventud camporista "K". Si hace un par de semanas le hicieron un acto en el Teatro Argentino para avisarle que iban por todo. Las fotos dan testimonio.

Fórmula e interrogantes
La imposición del candidato a vice, el "lomense" Gabriel Mariotto, es otra historia. Sabía Scioli que iban a tirarle ese nombre, pero pensó que podría resistirlo y proponer otro.

Supuso, además, que no podrían negarle ese derecho a un "hiperleal" como él, que se ha tragado varios sapos para no hacer enojar a Cristina.

Hasta rechazó, en esas horas de frenesí del cierre de listas, la invitación de Eduardo Duhalde para romper con el Gobierno nacional y presentarse como candidato presidencial de todo el peronismo "no kirchnerista".

Se ve que Duhalde estuvo ocupado: también llamó a Sergio Massa para tentarlo con la traición, pero este no sucumbió. Evaluó que arriesgaba 2015, su objetivo. Tal vez en el futuro se demuestre lo contrario. Pero la verdad es que hoy el mundo político cree que, más allá de la bonita foto que se sacó el martes último la fórmula bonaerense en La Plata con todo el gabinete provincial, a Scioli le pusieron un stopper, un controlador. Ya hay mentes afiebradas del peronismo que elucubran, prematuramente, la teoría de que el gobernador debería bendecir a un "controlador del controlador".

O sea, a un senador leal que controle a Mariotto frente a un eventual espíritu conspirativo o una posible tentación de angurria política del que será, en los hechos, el número dos de la provincia.

No suena fácil para el gobernador. Habrá que ver cómo queda el esquema nuevo en la Cámara Alta pero, de los posibles próximos senadores, acaso sólo Baldomero Álvarez de Olivera, actual ministro de Desarrollo Social y postulante por la Tercera Sección Electoral, pueda definirse hoy por hoy como uno de los candidatos que le dejaron poner a Scioli. Y tuvo que sortear cierta resistencia presidencial, dicen las malas lenguas.

Son esos mismos ponzoñosos que dicen que el próximo tironeo será por la conformación del Gabinete provincial, en caso de que Scioli sea reelecto.

Se dijo que con Boudou en la fórmula nacional y Mariotto en la provincial, la Presidenta buscó llevar a la categoría de símbolos a estos dos funcionarios leales porque fueron, además, las caras de las dos peleas más epopéyicas de una gestión que tiende a sobreactuar la empatía con David, pero nunca con Goliat. Hablamos, claro, de la estatización del sistema privado de jubilación y de la llamada Ley de Medios.

El ninguneo a los intendentes, a los piqueteros y al sector gremial hablarían, además, de la decisión presidencial de buscar la refundación del proyecto iniciado en 2003. Del paso definitivo del "kirchnerismo" al "cristinismo". (NA)

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