Por Fernando Stanich
27 Mayo 2011
Una de las virtudes de un buen pescador pasa por la paciencia. Ayer, el gobernador, José Alperovich, tiró el anzuelo y parece dispuesto a esperar.
Que haya refrescado voluntariamente un hecho olvidado, como el embate oficialista contra el vocal de la Corte René Goane sólo para pedir disculpas, no parece una casualidad. Mucho menos cuando el magistrado quedó naufragando en un mar revuelto por sus propios dichos, tildados de misóginos. El Goane fortalecido por las marchas en su favor devino uno debilitado por las críticas. Hasta el miedo que infundía su presencia fue matizado por algunos en la Casa de Gobierno.
La actuación de Goane no pasa inadvertida en el oficialismo: tiene en sus manos una causa clave para la estructura de poder que diseñó el alperovichismo: el futuro de la Junta Electoral, con mayoría política.
Sólo el tiempo dirá si el alperovichismo se queda de brazos cruzados o si acicatea cualquier planteo en la Legislatura que surja contra Goane. En los dichos de Alperovich, seguramente, hay un indicio de la postura oficialista: esperar. Pero aún resta saber quién morderá el anzuelo.
Que haya refrescado voluntariamente un hecho olvidado, como el embate oficialista contra el vocal de la Corte René Goane sólo para pedir disculpas, no parece una casualidad. Mucho menos cuando el magistrado quedó naufragando en un mar revuelto por sus propios dichos, tildados de misóginos. El Goane fortalecido por las marchas en su favor devino uno debilitado por las críticas. Hasta el miedo que infundía su presencia fue matizado por algunos en la Casa de Gobierno.
La actuación de Goane no pasa inadvertida en el oficialismo: tiene en sus manos una causa clave para la estructura de poder que diseñó el alperovichismo: el futuro de la Junta Electoral, con mayoría política.
Sólo el tiempo dirá si el alperovichismo se queda de brazos cruzados o si acicatea cualquier planteo en la Legislatura que surja contra Goane. En los dichos de Alperovich, seguramente, hay un indicio de la postura oficialista: esperar. Pero aún resta saber quién morderá el anzuelo.
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