Macacha güemes

Macacha güemes

La exitosa escritora argentina recrea, en su cuarta novela, la denodada lucha de Macacha Güemes junto a la de otros seres silenciados de la historia oficial: gauchos, esclavos, indígenas, niños y aguerridas mujeres de distintos estratos sociales, desde un axial sentimiento: Todos somos la Patria.

LOS OTROS DEL OTRO PASADO. Cabrera sostiene que la novela histórica significa recuperar personajes que han sido silenciados por la historia oficial. LOS OTROS DEL OTRO PASADO. Cabrera sostiene que la novela histórica significa recuperar personajes que han sido silenciados por la historia oficial.
17 Abril 2011
Por Honoria Zelaya de Nader
Para LA GACETA - Tucumán

Cuando el 16 de abril de 1582 Hernando de Lerma, con la solemnidad  habitual que rodeaba a esas ceremonias, funda la ciudad de Salta, lejos estaba de imaginar que dos siglos más tarde habría de nacer en ese suelo, en hogar encumbrado, una hermosa niña, la Macacha, destinada a colaborar con una campaña fascinante en la que intervinieron mujeres durante los años de lucha por la emancipación. Y menos aún suponer, que 500 años después de ese día fundacional, la mencionada niña asumiría luminosa presencia y voz propia en la escritura de Ana María Cabrera. Cosas de mujeres, diría de conocer los hechos Sófocles. Cosas de mujeres, señala hoy la sociología.
Con las precedentes reflexiones caminé al encuentro de la escritora. La tarea me mantenía nerviosa. Había leído: Felicitas Guerrero, Cristián de María por los Derecho de la Mujer, Regina Pachini y Marcelo, un duetto de amor, y unas horas antes Macacha Güemes (Emecé, 2011). Lecturas que me permitían confirmar que la adhesión de los lectores a su obra no era fortuita. No desconocía tampoco sus estudios de Letras (Master de Literatura de la Universidad de California), ni los de Psicología, ni sus investigaciones sobre la mujer y el léxico de la moda, entre otras cosas.

- ¿Qué significa la novela histórica para Ana María Cabrera?

- Significa recuperar personajes silenciados por la historia oficial. Es decir, los grupos minoritarios que no han tenido el poder de la palabra escrita integrado por mujeres, esclavos, indígenas y también niños. Significa cuestionarme qué pasó con estos personajes.

- ¿Es sentir, como Borges, que todos somos la Patria?

- Exactamente. Eso es lo que para mi significa.

- Has trabajado, además, sobre la mujer y el mundo de la moda ¿Por qué?

- Porque  creo que la moda es un modo de presentarse ante el mundo. El primer trabajo que hice sobre este tema fue en la Real Academia Española. En la tesina puse dos palabras claves: mujer y moda. Y en la moda, tomé algo de Anatole France que dice que si él despertara en otra época, en otro siglo, y le dieran a elegir para poder conocer las características de la época un texto nada más, pediría una revista de modas. Porque ahí sabría cómo es.

- ¿Por qué tenés predilección por los personajes femeninos?

- Porque han llegado como en letra chica. Con respecto a Macacha Güemes, en todo lo que leí se la llamaba, "la hermana de Güemes", "la ministra sin cartera", "la madrecita de los desprotegidos", pero ella... ¿Quién era ella? ¿Y su protagonismo? De allí el título despojado, sin subtítulo del libro. Sólo, Macacha Güemes. Porque el nombre y apellido es ella. No tiene por qué explicar nada. Es ella.

- ¿Qué es para vos la literatura?

- Es placer, es gozo, es un modo de ser en el mundo. Yo ingresé a ese mundo siendo muy chica. Antes de leer y escribir ya actuaba. Mi tía, Sara Cabrera, profesora de teatro, me enseñaba a recitar y representar romances tradicionales. Tenía tres años.

- ¿Remontás a ese tiempo tu vocación?

- Sí. Exactamente a los nueve años. Fue mientras escribía una obra de teatro y mamá ingresó a mi cuarto y dijo: Ana, qué haces con la luz prendida. La tuve que apagar. Recuerdo que me sentí tremendamente triste. Me habían cortado un juego mágico. A partir de allí me pasé tras esa magia.

- ¿Cuáles son los escritores que siempre te acompañan?

- Cervantes, Sor Juana Inés de la Cruz y Borges. Borges es el gran maestro, para mí. Cada vez que lo leo me dice algo diferente. Y cada vez que publico un libro recuerdo una frase suya: "ojalá seas el lector que este libro esperaba".

- En  la literatura los personajes niños son  infrecuentes. ¿Cuál es tu visión sobre la infancia?

- Que es  una etapa importantísima del ser humano. Que allí está el germen de la persona. A Martín y Macacha, no me los imaginaba como niños obedientes, sometidos. Nada que ver. La infancia es juego. Es por eso que ficcioné cómo podían jugar esos chicos. Por eso todas esas travesuras.

- ¿Tenés cosas en común con Macacha?

- Creo que muchas. Pienso que la novela, la ficción, tienen más de autobiográfico que las autobiografías mismas.

- ¿Te ha llevado mucho tiempo la investigación de esta novela?

- No sólo la investigación. También el vivirla. Viajé hasta Amblayo. Dormí en el piso. Conversé con gauchos. La viví y la sufrí. No hay solamente investigación de documentos, sobre todo hay vivencias. La sufrí mucho, muchísimo.
© LA GACETA

Honoria Zelaya de Nader - Doctora en Letras, presidenta
de la Asociación Argentina de Lectura Filial Tucumán,
vicepresidenta del Círculo de Magisterio de Tucumán.

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