Ciento tres años de voces y testimonios

Sesiones rugientes, atropellos policiales, juramentos de gobernadores, Colegios Electorales, y convenciones constituyentes.

EL JUICIO POLITICO DE 1934. El recinto luego del ingreso de policías a caballo enviados por el gobernador. EL JUICIO POLITICO DE 1934. El recinto luego del ingreso de policías a caballo enviados por el gobernador.
27 Febrero 2011
Desde hace 103 años, el edificio de Rivadavia 25 viene alojando a la Legislatura Provincial. En tan extenso lapso,  ha sido escenario de las instancias más importantes de nuestra vida cívica. Mirados por el retrato al óleo de Marco Avellaneda (obra de Aniceto Valdez, pintado en 1909), que cuelga sobre el sillón de la presidencia, ha tenido lugar allí un total de 22 juramentos de gobernadores.

Juramentos y mensajes
Los pronunciaron José Frías Silva, Ernesto Padilla, Juan Bautista Bascary, Octaviano Vera, Miguel Campero (dos veces); José Graciano Sortheix, Juan Luis Nougués, Miguel Critto, Carlos Dominguez, Fernando Riera (dos veces); Luis Cruz, Celestino Gelsi, Lázaro Barbieri, Amado Juri, José Domato, Ramón Bautista Ortega, Antonio Domingo Bussi, Julio Miranda y José Alperovich (dos veces).
Allí los mandatarios leyeron cada año los mensajes de balance de su gestión, al abrir las sesiones de las cámaras, que fueron dos hasta 1990. Hasta 1946, el atavío obligado de gobernantes y legisladores para esas ceremonias, era el frac con bastón y con galera. Después, el traje de calle sustituyó aquel protocolo, que entró a juzgarse poco republicano y bastante caluroso.

Cierres y violencia
El local de la Legislatura fue clausurado por el Poder Ejecutivo en tres ocasiones, en un intento de atajar el juicio político y con la intervención federal como consecuencia inmediata. En 1917 lo hizo Juan Bautista Bascary; en 1923, Octaviano Vera, y en 1934, Juan Luis Nougués. Este, previamente, mandó desalojar a los legisladores con policías que ingresaron a caballo al recinto, látigo en mano y causando el imaginable destrozo en el mobiliario.
En el Colegio Electoral de 1942, la presidencia del cuerpo se disputó a fuertes empujones y gritos destemplados. Pero la violencia desatada ganó otra vez el recinto en 1963, con motivo de la elección del gobernador Lázaro Barbieri: escenas de pugilato primero y gases arrojados por la policía después, convirtieron el lugar en un auténtico pandemonio.

Federales y elecciones
Otras veces, el quórum conseguido por la fuerza pública (por los legisladores adictos a José Frías Silva, en 1910, y por los seguidores de Octaviano Vera, en 1923) mantuvo a los legisladores encerrados varios días, en las dependencias de la calle Rivadavia.
En 1947, policías federales armados, como escoltas de Héctor Patitucci y Julio Rodriguez Aimé, delegado y subdelegado respectivamente de la Policía Federal, irrumpieron en el edificio. Querían "rescatar" a su agente Martín Mercado, traído a declarar por el Senado, ante la cuestión de privilegio que planteó el senador José Dolores Gómez, por el trato irrespetuoso que le propinó Mercado. En un clima de gran tensión, la Policía Provincial impidió el atropello. El Senado impuso 30 días de arresto a los funcionarios, pero la medida se suspendió al abocarse al asunto el Ministerio del Interior.
El recinto cobijó, durante su larga trayectoria, sesiones de Colegios Electorales para elegir gobernador y asambleas para resolver la senaduría nacional, durante la vigencia del sistema indirecto. También, escrutinios de elecciones y, en tres oportunidades -1949, 1990 y 2006- en esos ámbitos se reformó la Constitución de la Provincia.

Lleno de voces
Allí resonó la voz de grandes oradores de todos los partidos, para defender lo que su criterio juzgaba beneficioso para la provincia. También se cruzaron expresiones violentas o sarcásticas que atizaba el calor de los debates, y más de una vez pareció que las polémicas llegaban a las manos.
Casi todos los protagonistas fueron políticos de alma, de esos que, en la expresión de Juan B. Terán, vibraban en "la contradicción del debate, la tribuna libre del comité, la responsabilidad de las horas decisivas, la emoción de las muchedumbres congregadas, la atracción azarosa de la lucha y sus accidentadas peripecias".
Todo eso se esfumará ahora, cuando el Poder Legislativo empiece a sesionar en otra sede. No se sabe qué destino tiene pensado la Escuela Sarmiento para ese recinto. Sus paredes guardan más de un siglo de voces.

Comentarios