Tradición, plumas y cumbia en el carnaval

Una banda de sikuris retumba en los Valles Calchaquíes y marca el ritmo. Adelante viene la carroza decorada con flores de albahaca que trae a la representante de la Madre Tierra, escoltada por su séquito de copleras, por la Ñusta, el Pujllay y el Yastay. Es domingo de Carnaval y la enramada, un techo construido con cañas y ramas secas, decora una de las esquinas de Amaicha y es la gran anfitriona de todos los pueblos del Valle. La fiesta comienza el jueves, con el Encuentro de Comadres de los cuatro puntos cardinales y el posterior topamiento con los hombres del pueblo en la plaza central. Así se celebra el Carnaval en Amaicha, que coincide con la Fiesta Nacional de la Pachamama. Reviviendo ritos ancestrales de culto a la Madre Tierra, bailando folclore en cada calle del pueblo y tomando vino patero. Entre el 3 y el 8 de marzo, la música y la alegría contagiosa que hermana a los hijos de la Pachamama no tendrán descanso ni de noche ni de día. Alrededor de la plaza nadie se salva de la pintura roja que esconde las caras de los carnavaleros y, de repente, todos se vuelven iguales.

Las comparsas se pasaron todo el año pegando lentejuelas. Las batucadas, armando sus bombos y redoblantes y los pasistas ensayando las mejores coreografías. En la capital y en el sur tucumano, el Carnaval se celebra con corsos que llenan de color y alegría las calles.

Durante febrero y principios de marzo, Aguilares, Famaillá, Monteros, Villa La Trinidad y la capital y Las Talitas, entre otras localidades, las multitudinarias agrupaciones transitan la ciudad repartiendo buenas energías y sensualidad. En la capital hay 96 comparsas, cada una con sus batucadas, que se turnan para llevar los corsos por los barrios y el próximo lunes, será la elección de los mejores grupos y de las cuatro categorías de reinas (mini, infantil, juvenil y mayor) en la plazoleta Dorrego, en una jornada que se extenderá desde las 21 hasta las 9 del martes. Los corsos, que se realizan de jueves a domingo, ya pasaron por los barrios Juan XXIII (La Bombilla), Villa Amalia, Villa 9 de Julio, Miguel Lillo, entre muchos otros. En Aguilares y Villa La Trinidad terminaron los cor sos a mediados de mes, y ahora son Famaillá y Monteros los que tomaron la posta.

Pero, en la capital tucumana, el Carnaval también es sinónimo de música tropical. Los artistas que los domingos hacen bailar en las localidades del este, los sábados a la noche calientan la cancha del estadio Monumental (avenida Ejército del Norte 55) y del club Central Córdoba (avenida Alem 750).

Por supuesto que, en estos casos, la espuma reemplaza la pintura y por más que queden ganas de seguir bailando, la fiesta se termina a las 4.