El zapatazo egipcio

El zapatazo egipcio

Punto de vista. Por Carlos Duguech - Analista internacional.

11 Febrero 2011
Una de las escenas más demostrativas de la aversión que provocaba George W. Bush entre los iraquíes fue, cuando con su característica expresión gestual, se mostraba ante los periodistas en Bagdad dando cuenta vaya a saberse de cuáles progresos les había llevado la guerra a los ciudadanos de ese país.  Los espontáneos zapatazos de uno de los periodistas que no pudo contener su desagrado frente al presidente del país invasor se mostraron en todo el mundo, que pudo apreciar, además, la habilidad de Bush para esquivarlos. 

A partir de ese momento se supo del significado de ese modo de protesta: los zapatos, como amenaza y “arma”. Es probable que Hosni Mubarak, pese a esa extendida permanencia en el poder, al conocimiento de los modos de prolongarlo como lo ha hecho y planeaba seguir haciéndolo, y a su obstinada determinación de no abandonarlo, haya -en lo íntimo- revivido la escena de Bush y los dos zapatazos. 

En la plaza Tahrir de El Cairo, había miles de zapatos amenazantes en manos de egipcios determinados a continuar sus demandas hasta lograr desplazar del poder al otrora omnipotente Mubarak. La demora del ex presidente en renunciar generó miles de victimas, más de un centenar mortales. Toda mora en tomar decisiones cuando hay violencias o amenazas de violencia descontrolada es en sí misma criminal.  Como lo fue ?utilizando para el caso la analogía- la mora en la que incurrió por dos veces el Consejo de Seguridad de la ONU: en agosto de 2006, cuando el enfrentamiento entre Israel y el Hisbollah en El Libano, que generó cerca de 1.200 muertos, la mayoría civiles, y tarde dictó su resolución sobre el caso; y cuando la guerra de diciembre 2008/enero 2009 de Israel contra Gaza, con mas de 1.400 víctimas, la mayoría civiles y casi una tercera parte niños, su resolución fue tardía. De modo que puede afirmarse que Mubarak y el Consejo de Seguridad no tardaron tiempo medido en días, sino en historias de vida ?la de las víctimas- arrancadas de su propia realidad, dejando luto y resentimientos.

Los 30 años de Mubarak en el poder se medirán mas por los 18 días de su pertinaz y criminal convalidación  de un régimen que ya no se sostenía frente al avance de una efervescente vocación de cambio y de libertad. Hoy empieza una nueva función. Potencias interesadas, abstenerse. Es la hora del pueblo egipcio. LA GACETA ©

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