Por Carlos Páez de la Torre H
09 Febrero 2011
EL ARCÓN. El mueble donde, según la tradición, se guardaron los papeles oficiales de San Miguel de Tucumán, traídos desde Ibatín a la actual ciudad, en 1685. LA GACETA / ARCHIVO
Escasos son los objetos provenientes de los tiempos fundacionales de San Miguel de Tucumán que han llegado a nosotros. La "jarra de Ibatín", la "cruz fundadora" que guarda la Catedral, algunas imágenes y el "arcón" del archivo, es todo lo que queda de aquellos tiempos remotos. El arcón merece unos párrafos, por su condición de poco conocido.
Cuando, en 1685, la ciudad de San Miguel de Tucumán se trasladó desde Ibatín a su ubicación actual, parte de la ceremonia fue cargar en una carreta "la caja del archivo de los papeles de esta ciudad y su Cabildo", expresa el acta. Iba cerrada con tres llaves, que se distribuyeron entre el Justicia Mayor, el Alférez Real y el alcalde de Primer Voto, y "liada con un lazo de cuero fresco".
Según la tradición, esa "caja del archivo" era el antiguo arcón que hoy se conserva en el salón de actos del Palacio de Tribunales. Se trata de un mueble alto, con una sencilla coronación en el remate. Tiene dos puertas con estantes interiores, más dos cajones en la base.
Según informa la placa de loza fijada sobre el panel de una de las puertas, su último depositario fue el escribano José Agustín Sal, hijo -y sucesor en la función- de don Florencio Sal y Texero, notario de la ciudad desde 1800 hasta 1837. El conocido político Pedro G. Sal, hijo de don José Agustín, lo donó a la Provincia en 1916. Lo destinaba al Museo Histórico que inauguró el gobernador Ernesto Padilla en la vieja casa de doña Bernardina Cossio de Espinosa, de calle 24 de Setiembre 570 (edificio luego modificado y finalmente demolido para playa de estacionamiento).
Este incipiente museo, también conocido como "Casa colonial", fue disuelto durante la siguiente gobernación. Ante esa circunstancia, el antiguo mueble quedó bajo la guarda del Poder Judicial, hasta la fecha.
Cuando, en 1685, la ciudad de San Miguel de Tucumán se trasladó desde Ibatín a su ubicación actual, parte de la ceremonia fue cargar en una carreta "la caja del archivo de los papeles de esta ciudad y su Cabildo", expresa el acta. Iba cerrada con tres llaves, que se distribuyeron entre el Justicia Mayor, el Alférez Real y el alcalde de Primer Voto, y "liada con un lazo de cuero fresco".
Según la tradición, esa "caja del archivo" era el antiguo arcón que hoy se conserva en el salón de actos del Palacio de Tribunales. Se trata de un mueble alto, con una sencilla coronación en el remate. Tiene dos puertas con estantes interiores, más dos cajones en la base.
Según informa la placa de loza fijada sobre el panel de una de las puertas, su último depositario fue el escribano José Agustín Sal, hijo -y sucesor en la función- de don Florencio Sal y Texero, notario de la ciudad desde 1800 hasta 1837. El conocido político Pedro G. Sal, hijo de don José Agustín, lo donó a la Provincia en 1916. Lo destinaba al Museo Histórico que inauguró el gobernador Ernesto Padilla en la vieja casa de doña Bernardina Cossio de Espinosa, de calle 24 de Setiembre 570 (edificio luego modificado y finalmente demolido para playa de estacionamiento).
Este incipiente museo, también conocido como "Casa colonial", fue disuelto durante la siguiente gobernación. Ante esa circunstancia, el antiguo mueble quedó bajo la guarda del Poder Judicial, hasta la fecha.
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