Dilma se compromete a erradicar la pobreza extrema

Dilma se compromete a erradicar la pobreza extrema

La flamante presidenta asumió el reto de suceder a Inácio Lula da Silva, que deja el poder con un índice de popularidad del 87%. En el discurso de asunción, aseguró que no descansará mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa. Preocupada por la inflación.

ELEGANCIA Y FIRMEZA. La banda presidencial ya engalana a la primera presidenta del Brasil, Dilma Rousseff. REUTERS ELEGANCIA Y FIRMEZA. La banda presidencial ya engalana a la primera presidenta del Brasil, Dilma Rousseff. REUTERS
02 Enero 2011
BRASILIA.- Brasil vivió una jornada histórica y el inicio de una nueva era, con la despedida del presidente más popular de la historia, Luiz Inacio Lula da Silva, y la investidura de su delfín, Dilma Rousseff, la primera mujer en llegar al poder en el gigante sudamericano. La flamante presidenta, elegida con 56 millones de votos en octubre último, asumió el reto de suceder a un gobernante que deja el poder con un índice de popularidad del 87 % con una promesa -erradicar la miseria-, un llamamiento -la unión de todos en torno al sueño de hacer de Brasil "el mejor país para vivir"- y con elogios a su antecesor. En un discurso ante la multitud concentrada frente al palacio del Planalto, dijo que se siente feliz "por la oportunidad que me dio la historia", pero, al mismo tiempo, "muy conmovida por el fin del mandato del más grande líder popular que ha tenido este país", a quien apuntó como ejemplo de "gobernante justo y líder apasionado por su gente".

Rousseff, quien es también la primera ex integrante de una organización guerrillera de izquierda en alcanzar el poder en Brasil, recordó en su primer discurso como presidenta, pronunciado ante el Congreso, su pasado de resistencia contra la dictadura militar que gobernó entre 1964 y 1985, y que en la década del 70 la llevó a ser presa y torturada. Tras recordar que su generación dedicó su juventud "al sueño de un país justo y democrático", afirmó que no tiene "arrepentimientos, tampoco resentimiento ni rencor", y que su lucha por la libertad fortaleció su fe en la democracia, en el respeto a los derechos humanos y en la libertad de expresión: "prefiero el ruido de la prensa libre al silencio de las dictaduras", sostuvo. Rousseff aseguró que llega al poder para mantener y consolidar los avances económicos y sociales conquistados en los ocho años de Lula, pero apuntó que, "queda mucho por hacer" para mejorar los servicios públicos de educación, salud y seguridad y para erradicar la miseria que afecta a unos 20 millones de brasileños.

"Mi lucha más obstinada será por la erradicación de la pobreza extrema y por la creación de oportunidades para todos. No descansaré mientras haya brasileños sin alimentos sobre la mesa, familias con desaliento en la calle y niños pobres abandonados a la propia suerte", enfatizó.

Prometió impulsar una reforma política y un cambio en la legislación tributaria, al tiempo que aseguró que, en el campo económico, mantendrá como prioridad el énfasis en la responsabilidad fiscal y en la estabilidad monetaria. "La inflación desorganiza la economía", advirtió la presidenta, quien alertó que "no permitiremos que esta plaga vuelva a corroer nuestro tejido económico". Y dejó en claro, que mantendrá inalterable el rumbo de la política externa adoptada por Lula y otorgará prioridad a las relaciones "con nuestros vecinos sudamericanos". (DPA)

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