Qué sale hoy

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Caminata con trenes, próceres y plazas. Bajo una alta arboleda de Plátanos y Lapachos recomiendo caminar por el boulevard Bernabé Aráoz hacia el norte. Si tiembla la tierra es porque pasa un convoy de carga. Al llegar a 24 de Septiembre (cuidado en esta esquina), a mano izquierda, está la primera Estación de trenes de Tucumán (F.C. Central Córdoba, 1872-76). Seguimos, ahora la misma calle se llama Marco Avellaneda. Al llegar a Santiago propongo un desvío a la derecha y detenerse en el clásico Bar América (según la hora y el apetito se recomiendan sus clásicos alemanes: chopp negro, debresinas o chucrut). Con la panza satisfecha cruzamos a la Plaza Alberdi. En su centro, el prócer está rodeado por dos mujeres: la que tiene al frente representa la República (sin dedos de la mano) y la otra, a sus espaldas, simboliza la Música (sin dedos del pie). Si miramos bien, en el mármol verde detrás de esta última dice "El éxito de la calumnia es el de un momento, este pasará y seré vengado sin ejercer venganza"... una evidencia de que los próceres no siempre lo fueron. Al menos no en vida.
Antes de cruzar calle Corrientes asoma el sobrio y clásico frente de la Estación Mitre (1889-91), una de las más grandes y hermosas del interior. Para descubrirla en su plenitud hay que entrar a esa "ballena" (está abierta de lunes a sábado, de 8 a 19hs). El frente italiano; el interior, inglés. En el acceso a los andenes son imperdibles los relojes de cinco caras y patas de león, tan hermosos como un monstruo de bronce ¿de cuantas materias diferentes estamos hechos los tucumanos?
Salimos por Catamarca y caminamos de nuevo por un costado de la estación. Esta vez es más colorida con sus reminiscencias inglesas y una vereda arbolada. Llegamos a Santa Fe y bajamos hasta la Plaza Urquiza.
Con un buen libro a mano (recomiendo "Austerlitz" de W.G. Sebald, para seguir con estaciones y caminantes) nos demoraríamos un poco en alguno de sus bancos . Si las obras de la plaza lo ponen incómodo hay que refugiarse en algún bar de los alrededores.
Previendo la noche, buscamos una película, pienso en "Viaje a Darjeeling", de Wes Anderson, con un tren tan exótico como su argumento. Han pasado varias horas y nos olvidamos del celular.

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