Complejas maravillas en el teclado

Complejas maravillas en el teclado

Eduardo Hubert realizó un solvente concierto que sorprendió por la complejidad de sus obras. El pianista argentino usó sacos de arroz sobre las cuerdas del piano para interpretar dos piezas

CARACTER Y PASION. Eduardo Hubert interpretó la compleja obra Bunte Blaetter op 99 de Robert Schumann. CARACTER Y PASION. Eduardo Hubert interpretó la compleja obra "Bunte Blaetter op 99" de Robert Schumann.
Un silencio casi místico se apropió de la sala. Apenas iluminado por un haz de luz, el Steinway esperaba al maestro. En la platea había muchos lugares vacíos pero el escaso público que aguarda expectante sabía lo que quería. Todos fueron el jueves al Teatro San Martín a escuchar a uno de los pianistas argentinos con más proyección en Europa: Eduardo Hubert. Diez minutos después de las 21 el maestro salió a escena, saludó a la platea y se sentó frente al piano. Sin preámbulos comenzó su homenaje al gran Robert Schumann, al cumplirse 200 años de su nacimiento. La obra elegida, de difícil ejecución, resultó muy hermosa. No sólo porque expresó cabalmente la compleja personalidad del compositor (que padecía de trastorno bipolar) sino por la manera en que la interpretó Hubert. Sus manos se deslizaban sobre el teclado como si fueran patines en el hielo: se movían, creaban figuras, saltaban sobre sí mismas, se detenían y hasta se elevaban sobre el piano, lo que le daba a la pieza una particular cadencia. El aplauso fue inevitable y sostenido. Tras una pausa de cinco minutos, que operó a la manera de una bisagra, comenzó la segunda parte del concierto consagrado al Bicentenario. Fue aquí cuando Hubert tomó el micrófono y asumió un rol docente. No sólo explicó los pormenores de la confección del repertorio, sino que también contó algunas anécdotas de las obras e, incluso, anunció que iba a modificar el cronograma de temas. Luego tocó su "Tríptico argentino", que está compuesto por "Fantango" (una fantasía de tango, como él mismo explicó), "Humauala" (que fue concebida en Tucumán) y "Malambo". Para interpretar estas dos últimas, Hubert realizó una movida curiosa: puso dos bolsas de tela repletas de arroz en el interior del piano, sobre las cuerdas. El sonido creado fue maravilloso. Por momentos hasta se pudo escuchar el ulular del viento del altiplano en "Humauala", lo que generó una verdadera ovación.

Al final, Hubert se salió del repertorio e interpretó un tema de Luis Bacalov (creador de la música de "El cartero").

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