La clave estuvo en el trabajo de los jóvenes universitarios

16 Agosto 2010
BUENOS AIRES.- Fue un trabajo arduo: mientras que en Madrid un grupo perfeccionaba los borradores (largas listas de palabras que reenviaban a Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela, Cuba, Guatemala, Colombia, Ecuador, Honduras, San Salvador, Puerto Rico, México, Costa Rica, República Dominicana, Nicaragua y Estados Unidos), universitarios de cada uno de esos países completaban el curso de la Escuela de Lexicografía Hispánica, especialmente creada para ellos, quienes fueron los encargados del léxico juvenil que se incluyó en el diccionario.

Y justamente la clave estuvo en ellos, según Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española. "Un jovencito de 23 años, que para mí es un niño (López Morales tiene 74 años) propuso consultar todos los diccionarios hechos hasta ahora (sin ir más allá de 1975) y armó un programa informático al que llamamos Aru ("lengua", en aymara). Gracias a esto se pudo cruzar los términos de más de 100 diccionarios generales y regionales, algunos incluso inéditos", recordó López Morales.

La esencia

"De los elementos que se iban repitiendo rescatábamos el rasgo esencial del término y el resto se descartaba sin ningún tipo de miedo, porque iba a ser revisado por las academias respectivas, que tenían la última palabra", explicó el cubano.

El envío de las listas se dosificó. "¡Ibamos piano piano -gesticula con la manos y se ríe- porque, si no, se nos morían los académicos!". Sólo a la lista de la letra C hubo que enviarla en seis tandas: eran más de 2.500 páginas. "Esos borradores volvían completamente desconocidos. Ellos quitaban, sumaban y arreglaban. Gracias a todo este proceso, siempre tuvimos la confianza de que lo que incluíamos era lo actual", afirmó. En este engorroso proceso fue donde se inscribieron términos como "cartonero" y "piquetero".

Mejoras

López Morales aseguró que es consciente de que el producto puede ser mejorado. "Toda primera edición es perfectible y seguramente esta tendrá su edición revisada y ampliada de bolso, no de bolsillo", bromeó.

"Aunque el espacio en papel fue un problema y hubo que dejar fuera términos de utilización muy particular, la cuestión electrónica, si bien fue contemplada, recién se abordará en los próximos dos o tres años" aseguró en referencia al léxico tecnológico. Además, prometió que habrá una página en internet para consultar los significados que aparecen en el diccionario. (Télam).

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