Por Luis María Ruiz
22 Julio 2010
Cuando se les pregunta sobre temas delicados, no es inusual que los vecinos prefieran el anonimato para dar su opinión. Y el muchacho en cuestión eligió esa coartada para poder aparecer en el diario. "Los policías me van a venir a buscar por hablar mal de ellos", dijo. Quizás decía la verdad. Pero había algo más detrás de aquella excusa.
Una y otra vez, el joven aseguró que en Villa Piolín no hay ladrones. "Acá nadie roba", decía. Su posición era comprensible y hasta casi lógica: a nadie le gusta que hablen mal de su vecindario. El muchacho parecía estar defendiendo lo suyo. Pero todo indica que, nuevamente, estaba guardándose algo.
Para despejar dudas, me invitó a entrar a su barrio. Sonreía cordialmente mientras agitaba la mano: "vamos, vamos". Algunos vecinos se acercaron. Recorrimos juntos el primer tramo de uno de los pasillos. Cuando los callejones comenzaron a tomar forma de laberinto, decidí acabar con la visita. Como buen anfitrión, el joven me acompañó hasta la salida.
Ya en la calle, le pregunté por quien quizás sea el joven más conocido de Villa Piolín.
- ¿Lo conocés a "Panflín"?, dije.
- Sí, claro. Lo conozco porque me crié en este barrio. Pero ahora él está preso-, contestó con naturalidad. ¿Cómo no creerle?
- ¿Lo arrestaron por el caso del video que subieron a internet?.
- No, creo que fue por una contravención. El se moqueó (sic) hace mucho, cuando era chico. Quedó marcado por eso-, dijo.
A la media hora, ya en la redacción, recibí un llamado. Era una vecina de Villa Piolín. "Usted estuvo hablando con ?Panflín? todo el tiempo -aseguró con voz temblorosa-. No le podía decir porque le tenemos miedo".
Una foto me permitió corroborar el dato. Sin dudas, "Panflín" es un maestro del engaño.
Una y otra vez, el joven aseguró que en Villa Piolín no hay ladrones. "Acá nadie roba", decía. Su posición era comprensible y hasta casi lógica: a nadie le gusta que hablen mal de su vecindario. El muchacho parecía estar defendiendo lo suyo. Pero todo indica que, nuevamente, estaba guardándose algo.
Para despejar dudas, me invitó a entrar a su barrio. Sonreía cordialmente mientras agitaba la mano: "vamos, vamos". Algunos vecinos se acercaron. Recorrimos juntos el primer tramo de uno de los pasillos. Cuando los callejones comenzaron a tomar forma de laberinto, decidí acabar con la visita. Como buen anfitrión, el joven me acompañó hasta la salida.
Ya en la calle, le pregunté por quien quizás sea el joven más conocido de Villa Piolín.
- ¿Lo conocés a "Panflín"?, dije.
- Sí, claro. Lo conozco porque me crié en este barrio. Pero ahora él está preso-, contestó con naturalidad. ¿Cómo no creerle?
- ¿Lo arrestaron por el caso del video que subieron a internet?.
- No, creo que fue por una contravención. El se moqueó (sic) hace mucho, cuando era chico. Quedó marcado por eso-, dijo.
A la media hora, ya en la redacción, recibí un llamado. Era una vecina de Villa Piolín. "Usted estuvo hablando con ?Panflín? todo el tiempo -aseguró con voz temblorosa-. No le podía decir porque le tenemos miedo".
Una foto me permitió corroborar el dato. Sin dudas, "Panflín" es un maestro del engaño.
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