Una fuerte presión familiar

Análisis.

03 Julio 2010
Mis hermanos mayores, Santiago y Raúl, se encargaron de inscribir el apellido Di Lullo en los cuadros de honor del Colegio San José, de Santiago del Estero; después del ciclo primario, Santiago pasó a la Escuela de Comercio para hacer su secundario, mientras que Raúl y yo completamos nuestro bachillerato en "el San José". Por eso, siempre fue para mí una obligación familiar colocar mi foto en ese marco laureado debajo del cual pasábamos diariamente en la galería principal del colegio.

Lo viví como una presión intensa. Los maestros y profesores empezaban el año escolar preguntándome si yo era tan brillante como los otros Di Lullo; por cierto que no lo era, pero trataba de que los docentes no lo advirtieran.

Finalmente, alcancé el objetivo; recibí muchas felicitaciones familiares y de las autoridades del Colegio. Y, naturalmente, también tuve que demostrarles a mis compañeros que esa mención académica no tenía por qué ubicarme fatalmente dentro del indeseable grupo de los "traga"; recuérdese que en los años 60 aún no se había acuñado el vocablo "nerd".

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