Que se queden
Prescindir de Palermo y de Riquelme, solución que maneja un ala de la dirigencia de Boca en aras de la disciplina anticabaratera, es un precio altísimo que no vale la pena pagar. Quedó demostrado ayer. ¿Por qué mejor no pensar en un DT capaz de ordenar el vestuario? Palermo y Riquelme convivieron durante años y ganaron todo. En este fútbol devaluado son dos ases demasiado fuertes. Por eso, en el Boca que viene no pueden faltar.

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