"Creo que deberé hacer esto por siempre"

Un travesti que acude cada noche al parque 9 de Julio contó por qué lleva esa forma de vida

14 Marzo 2010
El nombre que figura en su DNI ya no le interesa. Desde hace varios años, se autobautizó "Daniela". Generalmente, se para junto al mismo farol del parque 9 de Julio. Cada noche del año, asegura, está allí, bajo la luz tenue, a la espera de un "cliente". "Desde que tengo 14 años hago esto. Hace poco cumplí 22. La verdad, nunca obtuve dinero de otra forma. Pero eso no quiere decir que me guste; mi sueño es abrir un negocio, o que me reconozcan por quien realmente soy", aseguró el joven.

- ¿Cómo llegaste a esto?

- Bueno, es difícil de explicar. Al principio me pareció que era la único que podía hacer. Tuve una "madrina" que me dio un curso sobre la noche. Ella me enseñó todo lo que sé. Ya no la tengo más, porque murió hace un tiempo. Pero la sociedad no tiene lugar para gente como yo. No sé si serán los prejuicios o qué, pero así son las cosas.

- ¿Qué pasó con tu "madrina"?

- Murió hace un tiempo. Le explotó el hígado porque llevaba una vida muy mala, de drogas, alcohol... yo por suerte soy sana.

- ¿Y lo que le pasó a tu amiga no te llevó a replantearte las cosas?

- No, la verdad que para hacer esto tenés que tener mucho coraje. Mirá -exhibe una cicatriz de unos 20 centímetros en el brazo-. Si no te la bancás, acá te morís la primera noche. Yo ya soy de piedra. Por ejemplo, hay muchas que se enamoran de sus clientes. Yo no, ya no creo en nadie ni en nada. Por eso también creo que voy a tener que hacer esto para siempre. Obviamente a mí me gustaría mucho más hacer otra cosa. Mi sueño es tener una rutina como la de todo el mundo: levantarme temprano, progresar con mi trabajo... pero no puedo hacerlo.

- ¿Alguien te obliga a "trabajar" en la calle?

- No, pero tengo que mantener a cuatro sobrinos que son muy chiquitos. En realidad, son hijos de una amiga mía. Los cinco vivimos juntos, y por eso para mí es mi familia. En mi casa, salvo mi mamá, nadie me comprendió. Mi papá me mandó al psicólogo a los siete años pensando que eso podía cambiarme. El es arquitecto y le parece que tener un hijo como yo es denigrante. Y mis hermanos, que son todos profesionales, piensan igual.

- ¿Con cuántos hombres estás por semana?

- Uf, un montón. A veces hasta con 30. Es mucho desgaste, pero tengo que aprovechar que soy joven y soy más o menos conocida, porque quizás en algunos años no pueda hacer esto.

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