Conquistadora de corazones

Karina, "La Princesita" de la movida tropical, hizo vibrar a más de 6.000 fanáticos en el club Central Córdoba. LA GACETA habló con ella, la acompañó y vivió la experiencia.

01 Marzo 2010
El inventó alguna excusa y se escapó, una vez más, en busca de nuevos y frescos amores. Ella, sospechando que su hombre la engaña, enfiló rumbo al baile para olvidar que sigue enamorada. Coincidieron en el mismo lugar, pero no se vieron, claro: un mar de 6.000 almas los separaba. Sin embargo, cuando Karina subió al escenario ambos corearon sus canciones. Ella se las dedicó con pasión; él, quizás, se sintió culpable.
Eran las 3.15 cuando "La Princesita" de la movida tropical subió al escenario del club Central Córdoba ante una multitud ansiosa. Un griterío histérico la recibió. Segundos después, un océano de manos levantadas y de chicas encaramadas en hombros gentiles desató un tsunami en el momento en que se escucharon los primeros acordes de "El no va a venir". Las chicas recitaron la canción de memoria, como si fuera un rosario.
El repertorio continuó con el mismo tono romántico; canciones como "El mejor de los amantes", "Hasta el fin del mundo", "Te quise olvidar" y "Llévate esta carta" se transformaron en una arenga sentimental para muchas chicas, que las corearon llevándose las manos al corazón. Los chicos, menos efusivos, tampoco ocultaron su emoción y las cantaron con las manos en alto.
Mientras el mar de palmas y de teléfonos celulares se agitaba, muchos padres pugnaban por elevar a sus hijos y acercarlos al escenario. Los niños que tuvieron la suerte de llegar hasta arriba, en algunos casos, se fundieron en un abrazo interminable con Karina. En otros permanecieron paralizados, con los ojos al borde del llanto ante la mirada enternecida de la artista.
El show terminó con "Sin vergüenza", una especie de lamento tanguero con ritmo tropical. "La Princesita" dedicó la canción al público masculino, mientras que las mujeres, a su vez, la adoptaron como un himno feminista. Para el bis quedó "Corazón mentiroso", el confeso hit del vestuario del plantel de San Martín.
Fueron 25 minutos de un espectáculo intenso que el  público vivió con pasión, por momentos desmesurada. Tras el show, mientras un ejército de plomos retiraba los equipos del escenario, Karina atravesaba una maraña de abrazos y de flashes que la separaban de la combi. Otros recitales la esperaban; con otros "él y ella" para cantar sus canciones.

Comentarios