En boca de todos

En boca de todos

Músicos como Gabriel Senanes o Patricia Salazar discrepan sobre si Sandro les gusta o no. Pero coinciden en que fue un artista inigualable que supo ganarse al público con un estilo que marcó tendencia. El compositor Jorge Farall consideró al artista como alguien imposible de sustituir o de mirar de soslayo. La periodista Mariana Claverie afirma que dejó una huella imborrable en el rock, y que varios interpretes aún lo imitan.

UNICO. Sandro fue un hito para generaciones de cantantes de todo el país. LA GACETA/ARCHIVO UNICO. Sandro fue un hito para generaciones de cantantes de todo el país. LA GACETA/ARCHIVO
05 Enero 2010
El amor de multitudes
Punto de vista. Por Gabriel Senanes - Compositor, músico, director orquestal

Sandro sabía lo que es bueno. Por lo pronto, no cualquiera hace una canción como "Rosa, Rosa" y la canta como Sandro la cantaba. Cuestión de swing, que le dicen. Algo que se lleva puesto quién sabe desde qué momento de la vida, o con la vida misma. Y que se alimenta de música, músicos, discos, películas, libros, amores, desengaños, derrotas, vicios, coraje, festejos, debilidades y algunas sonrisas en este valle de lágrimas.
Por otra parte, hay que animarse a plantarse ahí y así. Porque una vez tomado el escenario por asalto, no cualquiera (tampoco) construye una estadía de décadas, una comodidad y una "cancha" sobre las tablas parecida a la del famoso 'Pancho por su casa'.
Para escalar el pedestal, Sandro miró hacia arriba, hacia su amado Elvis, un modelo que tenía pedestal propio desde los breves tiempos en que Sandro era sólo Roberto Sánchez. Luego, desde abajo, contó con el empujón eterno de un público -me consta- al que siempre sirvió con pasión y sinceridad. Y que a su vez le brindó la sensación privilegiada y excepcional de ser el sujeto y objeto del amor de multitudes de Rosas que hoy envuelven de rosas a su ídolo.

Una pena dulce y melancólica
Punto de vista. Por Patricia Salazar - Cantante

Realmente nunca me gustó mucho Sandro. Tal vez porque provengo del rock (aun cuando ahora me convoca más la fusión folclórica), y nosotros, los "rockeros progresivos" de los años 70, detestábamos la música "melódica y comercial", así, tan arrogante como suena... Un solo tema me conmovía, recuerdo: "Penumbras", por esa melodía y esa letra, tan dramáticas, el crescendo central, más ese final que logra -pienso- desequilibrar hasta a las más reticentes: "pero no me pidas... que no te ame así". Un final insoportablemente convincente y disuasivo.
¿Qué cosas convirtieron a Sandro en un ídolo popular? ¿Su voz temblorosa de modulación sensual? ¿Sus movimientos de cadera post Elvis, que perturbaban a las asombradas fans de los lejanos '60? ¿Su irrupción en la música argentina como el primer rockero con "Sandro y Los de Fuego"? ¿La robe de chambre bordó, que usaba últimamente hasta para salir a escena, como una prueba, tal vez, de que ya estaba casi postrado, un poco dormido, casi despierto, yéndose despacio, pero sin perder ese glamour vintage que sus "nenas" adoraban? Seguramente, una combinación de todo eso...
No me gustaba mucho Sandro, pero igual, es triste cuando estos ídolos de verdad, los que no son sólo productos pasajeros del marketing machacante y agotador, se van para siempre... Imagino a sus "nenas", desoladas, inexorablemente abandonadas por su imposible objeto de amor, y me da como pena... Una pena suave, dulce y melancólica, porque ya nadie les susurrará al oído, con ese ardor trémulo y casi lacerante: "no me pidas... que no te ame así", como solo él supo amarlas.

Un grande en todo sentido
Punto de vista. Por Jorge Farall - Compositor y músico tucumano

Cuando yo era chico, en mi casa se escuchaba tango, folclore y música clásica, en general. En lo particular, mi mamá aportaba coplas interpretadas por don Miguel de Molina, flamenco por Lola Flores, popular española con Víctor Manuel y argentina a través de Sandro. O sea que digamos que me crié escuchándolo a él, entre otros. Mirando en retrospectiva y específicamente a él, es imposible hacer caso omiso de sus cualidades o mirarlo de soslayo. Tanto en sus letras como en su música, es innegable lo particular y especial de ambas cosas, lo cual dejó un modelo único a seguir en quienes conscientemente eligieron tomarlo como guía, así como en quienes lo tenemos dando vuelta en el subconsciente para, de vez en cuando emerger a lo consciente. Muchas veces me he descubierto tarareando algunas de sus melodías o recordando algunos de sus versos. Un grande inigualable, irreemplazable que, además, tuvo la inteligencia de mantener su vida privada al margen de todo lo que fuera periodismo amarillo, indiscreto y bochornoso. Negar o subestimar a Sandro sería como olvidarse de Gardel. Toda mi admiración y respeto por él.

Entre las "nenas" y el rock
Punto de vista. Por Mariana Claverie - Periodista

La grandeza de Sandro reside en que fue popular como pocos; como Charly García o Maradona. Sin duda, hay grandes diferencias entre ellos, pero tienen en común la llegada a la gente. Son pocos los artistas que a los 64 años siguen recibiendo bombachas a modo de ofrenda, de juego o de ritual por parte de "sus nenas", como él las llamaba, como ellas se llamaban a sí mismas. Y menos aún son los que pueden conservar durante cuatro décadas la fidelidad del público, sobre todo en tiempos en los que muchos productos culturales son efímeros. Sandro, en ese sentido, fue mucho más que un mero cantante. El Gitano trascendió las fronteras del género al que se dedicó -y de la música misma- para formar parte de la cultura popular de la Argentina y de algunos países de América latina. Fue el showman, el cantante, el misterioso, el romántico, el de la voz que temblaba, el hombre de los sueños de mujeres que ya pintan canas... Y quién sabe qué más.
El tiempo confirmó la solidez de su persona. Y el reconocimiento incluso llegó desde lugares impensados, en los que la balada romántica no parecía tener lugar. Ejemplos son los de Divididos, la Bersuit, Ataque 77 o los mexicanos de Molotov, que grabaron temas de él en el disco "Tributo a Sandro. Un disco de rock". Incluso él mismo había cantado tiempo atrás un tema de rock con García y Aznar, una versión "muy" eléctrica del tema "Rompan todo", de The Shakers. E imaginar a un fanático de García escuchar (y aceptar) un tema de Sandro es como imaginar a un dinosaurio en la cama.
Lo cierto es que a estas alturas muchos pasaron y él quedó. Resulta difícil negar que el Gitano ocupa un lugar inmenso en la cultura argentina. Tanto que seguramente un chico de 20 saltará al escuchar la versión punk de "Dame fuego"; aunque como objeto de devoción sea reclamado exclusivamente por "sus nenas".

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