A más de tres años de su desaparición, el paradero de Angela Beatriz Argañaraz aún es un misterio. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que hoy arrancara el juicio por el crimen de la maestra. Las ex novicias Susana Acosta y Nélida Fernández, y el hermano de ésta, Luis Fernández, comenzaron a ser juzgados en la sala V de la Cámara Penal.
Los acusados arribaron al recinto judicial en medio de una fuerte custodia policial, que incluyó a más de 20 efectivos. Al ingresar, se mostraron sonrientes y saludaron a algunos conocidos que estaban en las inmediaciones. Además, intentaron dialogar con la prensa, pero la fiscalía solicitó que lo hicieran al término.
Pasadas las 9, los jueces Alfredo Barrionuevo, Emilio Páez de la Torre y Carlos Roldán Vázquez comenzaron a resolver los planteos presentados por Gustavo Morales (abogado de las mujeres) y por Carolina Epelbaum (representante de Fernández). El ánalisis insumió toda la jornada y, al finalizar, fueron rechazados, por lo que mañana comenzará la ronda de testigos.
Cuando los imputados fueron sacados de la sala, finalmente pudieron hablar con los periodistas. "Ni las mentiras ni las verdades que se digan acá las van a poder ocultar. Nosotros somos las víctimas", aseguraron. Al ser consultados sobre qué pasó la mañana del 31 de julio de 2006 -cuando desapareció Betty- se mostraron esquivos y afirmaron que eso se sabrá durante las audiencias.
La acusación
La mañana del 31 de julio de 2006, Betty tomó un colectivo cerca de su casa para ir rumbo al trabajo, en el colegio Padre Roque Correa. Se bajó en la zona del Abasto y abordó un remise. Según el expediente, la docente recibió un mensaje de texto de Acosta, quien -según los investigadores- la invitó a su casa. La fiscala Adriana Giannoni no tiene dudas de que se trató de una trampa. Según la imputación, Betty se bajó del auto de alquiler en calle Catamarca primera cuadra, donde tenían un departamento las dos ex novicias.
Allí, afirma Giannoni, la docente fue asesinada. Luis Fernández también participó del hecho, según sus sospechas. La hipótesis de la investigadora se basa en los resultados de una pericia, mediante la cual se detectaron manchas de sangre de Betty en distintas partes de la vivienda. Además, la fiscala obtuvo testimonios que incriminaron a los sospechosos, que están acusados de homicidio agravado.
El Código Penal establece una pena de prisión perpetua para este delito. Las ex novicias fueron arrestadas días después de que la familia de Betty denunció su desaparición. Desde entonces, hicieron uso de su derecho de permanecer en silencio. Luis Fernández, en tanto, sí declaró. El hombre sostiene que no estaba en el lugar del hecho cuando presuntamente se perpetró el crimen, y afirmó que le armaron una causa. LA GACETA ©