No perder lo propio y respetar lo diferente

19 Octubre 2009
BUENOS AIRES.- Es importante tener en claro que el que vuelve nunca es el que se fue, ni retorna al lugar que dejó. "Recuerdo el caso de una arquitecta que cada vez que volvía a la Argentina, de donde había partido para ir a México, se iba encontrando con un lenguaje que le empezaba a ser desconocido", rememora la psicóloga Silvia Melamedoff.
Hay quienes se enojan con lo que dejan atrás porque, según la especialista, es una forma de sufrir menos. "Hay quienes al llegar a un nuevo lugar forman una suerte de gueto con otras personas de la misma nacionalidad. Esto no es bueno, porque ni siquiera comienzan el proceso de sociabilización con el nuevo país. Otros no quieren tener contacto con nada que les recuerde su país de origen y hay quienes buscan ayuda. En muchos países hay centros de contención para inmigrantes", añade.
Pero hasta una simple mudanza de barrio puede resultar dolorosa. "No es lo mismo empezar una nueva vida en el interior para quienes son de la ciudad, o en la ciudad para quienes vienen del interior. Es otro tipo de gente y de idiosincrasia la que se presenta. Muchas veces las personas son desvalorizadas por sus diferencias culturales, por su tonada. Por eso es tan importante seguir en contacto con lo que se deja. Las personas, en general, no tienen contemplación hacia la diversidad, sino que evalúan al otro siempre desde ellos mismos. Es fundamental no perder lo propio y respetar las diferencias", enfatiza la experta.

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