Todo gira alrededor de la plaza Leocadio Paz, rodeada por una hermosa pirca de piedra y añejos árboles. El terreno fue donado por Ambrosio Colombres en 1858. En su interior atesora monumentos al trabajador, a la mujer, una escultura de indio y un busto en homenaje a Atahualpa Yupanqui.