El veinteañero que se bañó de gloria

BUENOS AIRES.- El tenista Juan Martín Del Potro dio el último paso en su evolución en el circuito profesional al ganar el Abierto de Estados Unidos. De esta manera, emuló la hazaña que en 1977 logró su compatriota Guillermo Vilas. El tandilense, que el miércoles 23 cumplirá 21 años, llegó al punto más alto de su carrera en Estados Unidos desde sus comienzos a los 6 años en el club Independiente de su ciudad natal.
Se convirtió en el tercer argentino en ganar un título del Grand Slam después de Vilas, quien en 1977 venció a Jimmy Connors en la final cuando la superficie del Abierto estadounidense era de arcilla gris, y Gastón Gaudio en Roland Garros en el 2004.
Tras su debut profesional en 2003, Del Potro salió del anonimato en 2005 cuando emergió como una promesa al ganar el Challenger de Montevideo, Uruguay. En  2006 siguió creciendo, ganando varios títulos menores antes de llegar a los torneos de la ATP.  En 2007, debutó enla Copa Davis cuando logró el punto más importante de la serie ante Austria, que Argentina ganó 3-1.
El primer semestre del 2008 fue pura decepción para el tandilense, lo que lo obligó a realizar cambios en su cuerpo técnico y convocó a Franco Davin. Tras ganar cuatro títulos consecutivos en la segunda parte de ese año y meterse definitivamente entre los mejores del mundo, los sueños de Del Potro se desvanecieron al perder la final de la Copa Davis ante España.
Pero el 2009 comenzó de la mejor manera para él cuando inició la temporada consagrándose en el torneo de Auckland.  Ese fue el principio de un año inolvidable que llegó a su pico anoche, cuando se quedó con el US Open.

Delirio
El triunfo Del Potro sobre  Federer generó una explosión popular entre sus vecinos tandilenses, que eligieron la sede del club Independiente.
Fue un lunes atípico en la ciudad, con buena parte de su población calculando en qué lugar lo iba a agarrar la hora de inicio del partido -las 17;00- para poder reprogramar sus cosas.
Todos hacían pronósticos, todos sabían lo que iba a pasar, y todos tomaron partido por unos y otros. Los menos, incluso, cruzaron apuestas sobre el resultado, la mayoría pesimistas.
Y como suele ocurrir en las grandes citas futbolísticas, los salones de lugares céntricos, como el Hotel Plaza, se llenaron de tribunas detrás de sillas y cafés.
Cuando a las 21:37 Federer no pudo más, la ciudad estalló y transformó a este veinteañero de casi dos metros en un símbolo similar al que cayó el 29 de febrero de 1912: la piedra Movediza.
"Viva Del Potro, viva Tandil, viva el Tenis", gritaron centenares de vecinos que festejaron la victoria. (Reuter y NA)