Skorpios se convirtió en centro de atención mundial tras la boda del magnate Aristóteles Onassis y Jackie Kennedy en octubre de 1968. En sus hermosas costas Onassis citó al célebre joyero griego Zolotas para elegir un brazalete de platino en forma de serpiente con ojos de diamantes, que le costó 228.000 dólares, y una alianza de platino y diamantes, valorada en 45.000 dólares.
Desde aquel momento, las idas y venidas de la pareja tuvieron como escenario de fondo el paisaje de Skorpios: desde el rechazo de Christina y Alexandros al nuevo matrimonio de su padre, hasta la divulgación de los detalles del contrato matrimonial (por el cual Onassis, entre otras cláusulas, se comprometía a dormir en una habitación separada y Jackie sólo estaba obligada a pasar las fiestas católicas y las vacaciones de verano en pareja), hasta los rumores de divorcio cuando Onassis volvió a verse con María Callas.
Casualmente, el paradisíaco refugio, que Ari Onassis compró en 1963 al Estado griego, acogió primero su relación con la célebre cantante de ópera.
Apasionada
Hipnotizada por el halo de tragedia y pasión que recorre sus rincones, la cantante Madonna ha visitado el lugar en varias ocasiones.
"Está muy contenta con la isla y le apasiona la historia que envolvió el enclave griego. El lugar es magnífico. Un verdadero paraíso", explicó un portavoz de la cantante.
Demasiados gastos
Los expertos aseguran que Athina Onassis quiere vender la isla porque no está dispuesta a seguir gastando 1,5 millón de euros al año en su mantenimiento, a pesar de que heredó una fortuna de 4.240 millones de dólares. El lugar está dominado por una majestuosa casa de 14 habitaciones, jardines de ensueño y una capilla.