Aprendieron a leer con letras de cumbias villeras

Aprendieron a leer con letras de cumbias villeras

Un programa de apoyo que se aplica en el nivel primario apela a estrategias novedosas para facilitar que los chicos puedan pasar de grado. Alumnos de entre seis y nueve años aún no pueden reconocer los números. Los niños también consiguieron superar la timidez.

DURANTE UNA CLASE. Cartones con números, dados de colores y palitos de helado son algunos de los elementos que se usan para enseñar a los alumnos.  LA GACETA / FRANCO VERA DURANTE UNA CLASE. Cartones con números, dados de colores y palitos de helado son algunos de los elementos que se usan para enseñar a los alumnos. LA GACETA / FRANCO VERA
20 Abril 2009

Marcelo, de seis años, no puede reconocer el número 5 de un cartón que le muestra la docente. Es un cuadrado celeste con la cifra impresa en negro. Duda, titubea y necesita recurrir al conteo: se acerca a la mesa donde la maestra exhibe dos dados, uno con símbolos y el otro con números. También le ofrece al niño palitos de helados para que cuente hasta llegar al número del cartón. Marcelo es uno de los 78 alumnos primarios de la escuela Guillermo Griet asistidos por el Programa Provincial de Repitencia y Sobreedad. Algunos están cursando el mismo grado por segunda y tercera vez; son los que presentan mayores dificultades y una sobreedad superior a los tres años. También hay otros niños que fueron diagnosticados con problemas neurológicos. Además de los programas nacionales, la provincia comenzó en 2007 a aplicar diversos planes locales en casi todas las escuelas para combatir el fracaso escolar. Según los registros del Ministerio de Educación de la Nación, en el período 2006-2007, Tucumán tenía casi 10.600 alumnos repitentes en la primaria.
Por medio del programa Repitencia y Sobreedad se brinda apoyo en Matemática y Lengua a los chicos con problemas de aprendizaje. Como Marcelo, Carla, de siete años, repite primer grado y Maxi, de nueve, lo cursa por segunda vez.
Los chicos, que eran muy tímidos, comenzaron a perder el miedo y a participar de las clases. "Son logros inimaginables hasta hace dos años", afirma la directora del establecimiento, Aydée del Carmen Alcaíno.
Verónica Paz , una de las cinco docentes de apoyo, explica las estrategias del proyecto. Juegos, lecturas, gráficos, dados, cartones, palitos, y un sinnúmero de elementos se emplean para que los niños puedan superar sus problemas.
La maestra relata que para que los chicos lean y comprendan lo leído, se apeló a la canción que más les gustara. Se les pidió que escribieran la letra y luego la escucharon todos en clase. "La mayoría -dijo- eligió cumbias villeras. Una era sobre una niñita que murió en un hecho de violencia a la salida de la escuela; aprendimos la letra y la cantamos todos. Fue una manera de que aprendan que las canciones se escriben en formato de poesía, y sirvió de disparador para que conozcan otro tipo de poesías", aseveró la docente.
La escuela, de 1.700 alumnos en ambos turnos, bajó el índice de repitencia: de los 78 repitentes del turno mañana, pasó de grado más de la mitad. "El programa también contribuye a que las maestras de grado trabajen con otra mirada y con nuevas estrategias", explicó la psicóloga María Inés Prado. Agregó que la participación de las madres fue clave en la recuperación de los alumnos. "La mayoría de ellas no pudo concluir la primaria y no quieren que sus hijos repitan la historia", aseveró.

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